Gracias a la existencia de humedales en diversas regiones del país que ofrecen las condiciones climáticas adecuadas, México es el destino que más especies de aves migratorias alberga en toda Latinoamérica.
En el territorio mexicano habitan más de mil especies de aves y una tercera parte migra en algún momento del año, las cuales proporcionan muchos beneficios a los sitios donde llegan ya que son depredadoras de insectos, dispersan semillas y son polinizadoras de diversas plantas.
Los humedales son un hábitat importante durante el invierno para las aves acuáticas que migran de América del Norte, entre ellas gaviotas pardas, pelícanos, pájaros bobos, pájaros carpinteros y más, de acuerdo al artículo titulado: ¿Por qué México es un territorio de tanta importancia para muchas aves migratorias?, publicado en National Geographic el pasado 9 de octubre.
El istmo de Tehuantepec en Oaxaca es una de las rutas de las aves migratorias más importantes a nivel mundial por los vientos que las favorecen para poder llegar a sus destinos, otra zona muy importante se encuentra en Tamaulipas. Es el Área de Protección de Flora y Fauna Laguna Madre y Delta del Río Bravo, donde inverna 15 % del total de las aves migratorias provenientes de Canadá y Estados Unidos, se lee en el artículo.
La Ciudad de México también representa un importante destino, sobre todo los humedales de Xochimilco, así como Veracruz para las aves que van hacía el sur.
Las aves migran por razones de supervivencia y reproducción, cuando llega el invierno en diversas partes del mundo emprenden el vuelo hacía el sur para buscar mejores condiciones climáticas y sobre todo alimento.
El proceso de la migración se da por etapas y pueden durar días o semanas, lapso en que las aves descansan y se alimentan en puntos adecuados (áreas de reposo), los cuales resultan muy importantes para que el viaje no tenga tantos riesgos.
La habilidad de las aves para orientarse durante el viaje sigue siendo uno de los mayores misterios en la naturaleza, aunque están las razones genéticas, orientación por el magnetismo terrestre, por ubicación del sol y las estrellas y reconocimiento de referencias geográficas como las montañas y costas.