Heredero de un glorioso pasado minero, el pueblo mágico de El Oro ofrece desde majestuosos atractivos naturales como bosques, presas y un santuario de la Mariposa Monarca, hasta un paso por la historia de los ferrocarriles y las minas que dieron a México las bases de su desarrollo económico.
Además, sus elementos arquitectónicos como el Teatro Juárez o el Palacio Municipal, se conjugan con estos escenarios naturales y forman una atmósfera donde se unen pasado y presente.
El Oro -localizado en el norte del Estado de México y colindante con Michoacán, se ubica a hora y media de la capital Toluca, y ?a dos horas y media de la Ciudad de México- representa hoy en día, la historia de la bonanza que produjo la explotación minera en México.
También conocido como Real del Oro, este pueblo fue fundado en el siglo XVIII, pues creció gracias al desarrollo de minas como La Esperanza o La Providencia, que atrajeron a personas de todo el mundo, en particular las compañías inglesas.
Por ello, sus construcciones como el Teatro Juárez o el Palacio Municipal, reflejan los estilos europeos de la época como el art nouveau y el neoclásico.
A su vez, el museo de sitio, ubicado en una casa de la época del porfiriato, ofrece un paso por la historia de la minería en la zona, a través de minerales, maquinaria, fotografías, planos y otros documentos de finales del siglo XVIII.
Otro de los atractivos turísticos de El Oro es su estación de trenes, inaugurada en 1889, además de un pintoresco restaurante que fue montado dentro de uno de los vagones que prestaban servicio en el ferrocarril.
También está el Tiro Norte, una estructura que todavía guarda su estado original y que sostenía las poleas por las que descendían los mineros y subían el oro y la plata, relata una de las guías de turistas que amablemente cuenta a los visitantes la historia de este pueblo minero.
"Tiene una profundidad de 493 metros, es la única de madera que se conserva en el país y en 2011 se le dio mantenimiento para frenar su deterioro", señala.
Al subir a la cima, un telescopio permite observar una imagen más detallada de esta zona, mientras que abajo, un piso de cristal muestra la profundidad de la mina.
Para quienes practican deportes extremos, El Oro ofrece rappel de 40 metros, dos tirolesas de más de cien metros de longitud y 70 de altura, además de senderismo, pues los alrededores de este pueblo mágico están cubiertos por frondosos bosques de pino y cedro.
Estos bosques resguardan también las Presas Brockman y Victoria, que ofrecen los mejores atardeceres a la vista, mientras que en San José del Rincón está uno de los santuarios de la Mariposa Monarca, que se pintan de naranja y negro, de noviembre a marzo.
Los 35 mil habitantes de este municipio se dedican a la agricultura, el comercio y la artesanía, en la que destacan los productos elaborados con lana, la pailería, el trabajo en latón y pirograbado en piel, que se ofrecen a los turistas en el Mercado de Artesanías.
El Oro también invita la bebida tradicional conocida como “chiva”, de color verde y elaborada artesanalmente con anís y una mezcla de hierbas, que de acuerdo con los locatarios ubicados frente al teatro, sirve para curarse de espanto.
Así, El Oro, recuerdo de un pueblo que fincó su progreso colonial en la minería y que hasta el día de hoy deleita los sentidos con hermosos paisajes llenos de historia y misterio.
Con información de Notimex