La saturación de imágenes en los entornos urbanos como campañas publicitarias, grafitis, ropa colgada en las ventanas, cables, casas y edificios en mal estado, son elementos que conforman la contaminación visual, pese a que estamos acostumbrados a vivir con ella todos los días hay efectos sicológicos como la depresión.
De acuerdo a datos de la Organización Mundial de la Salud (OMS) el 40% de la personas que habitan una casa o departamento rodeado de imágenes o paisajes desagradables tienden a deprimirse, situación que debe ser atendida ya que influye en todas las actividades incluidas las escolares y laborales.
Los elementos generan una sobre estimulación visual por ser agresivos e invasivos, además de que se presentan en grandes cantidades de manera simultánea, detalla Jorge Márquez Flores, responsable del Laboratorio de Análisis de Imágenes y Visualización del Instituto de Ciencias Aplicadas y Tecnología (ICAT) de la UNAM.
A lo anterior se suma el excesivo smog que predomina en las ciudades, el ruido, la basura, puestos ambulantes complementan el paisaje desagradable que al final incomoda la vista y genera un estado de ánimo negativo.
Incluso cuando las personas hacen gestos o expresiones que reflejan un mal humor, cuando van mal vestidos o con colores muy llamativos, también entran en la contaminación visual.
El especialista universitario destacó que la vista necesita que exista un equilibrio entre lo natural y urbano, el sonido de las aves, árboles, un cielo despejado, todo ayudará a eliminar los efectos del estrés y mejorar el estado de ánimo.