Criadores de ranas en Zitácuaro, Michoacán, se han puesto el objetivo de que el cultivo de esta especie contemple métodos sustentables de acuacultura rural, que les permitan competir en el mercado con productos de calidad y que respeten el cuidado animal.
“El bienestar animal depende de cuánto quieres ganar, aquí manejamos unas densidades bajas primero por eso, y segundo porque estamos empezando”, declaró Manuel Sarmiento, biólogo y productor.
Explicó que en México, el mercado de rana más conocido es el de las ancas, el cual surte principalmente al sector gastronómico, al igual que el mercado de canal que distribuye las ranas sin cabeza y sin vísceras, pero también existe el mercado de la rana viva.
“La rana viva normalmente se utiliza para exportación a Estados Unidos porque hay una demanda muy fuerte de ranas para las high school, para las disecciones en las escuelas”, expuso.
Describió que por la forma sustentable de cultivar las ranas no podrían satisfacer un mercado masivo, pero tampoco están encasillados a un mercado diferenciado.
El productor indicó que mientras en granjas industriales, como las de Brasil, manejan 100 ranas por metro cuadrado, en su granja de Zitácuaro sólo tienen de 25 a 30 animales en la misma superficie.
En ese espacio de cultivo se realiza todo el proceso completo de reproducción incluyendo el desove. Cada pareja de ranas pone entre cuatro y cinco mil huevecillos de los cuales sobreviven alrededor de mil 500, estos pasan de siete a ocho meses como renacuajos antes de convertirse en ranas.
Los renacuajos son herbívoros y se alimentan de las algas que crecen en los lirios que hay en sus estanques.
“Cuando hay un cambio en el ambiente inicia la metamorfosis le empiezan a salir las patas de atrás, le empiezan a salir las patas de adelante, se le absorbe la cola y se convierte en ranita, y la ranita se convierte en completamente carnívora”, comentó el biólogo.
La producción de la rana tarda hasta un año desde el desove hasta que alcanza su tamaño comercial de unos 350 gramos; ya en el mercado, el kilogramo de anca cuesta 300 pesos y en restaurantes los platillos también, se venden en aproximadamente 300 pesos.
“Tiene que tener mucha paciencia, para que sea rentable yo creo que sí le acabas metiendo unos 600, 700 mil pesos para tener la suficiente instalación.
“Nosotros nos llevamos dos años de aprendizaje y creo que ya dominamos la técnica de la crianza, el próximo proyecto es duplicar la capacidad productiva para que sea un negocio redituable”, expresó Sarmiento.
Para lograr el fomento a la acuacultura sustentable, el Consejo Mexicano de Promoción de los Productos Pesqueros y Acuícolas (Comepesca) lanzó la campaña Pesca con Futuro para que se posicione en el mercado productos que ya tengan certificados en términos de sustentabilidad tanto de pesca como de acuacultura.
“Lo que queremos es que el producto bueno de México se quede en México, tenemos unos problemas de desnutrición terribles”, señaló Citlalli Gómez, presidenta de Comepesca.
Resaltó que su mayor problema es la competencia con productos importados que no ofrecen una buena calidad pero se posicionan con costos más bajos en el mercado.
“No hay punto de comparación de un producto de acuacultura con agua de manantial como la rana, a cualquier producto que venga de otros países que aparte tiene meses refrigerado, tiene fosfatos, tiene glaseados”, manifestó.
Sin embargo, apuntó que sus productos sí son reconocidos por sus características, incluso son solicitados por restaurantes y hoteles que tienen cuotas de compras sustentables, estos establecimientos señaló, están en aumento.
“De eso se trata la campaña pesca con futuro, que se posicione en el mercado productos que ya tengan certificados en términos de sustentabilidad tanto de pesca como de acuacultura y eso si te lo paga el mercado”, afirmó la presidenta de Comepesca.