Las fechas de Semana Santa son las únicas que año con año cambian ya que pueden variar entre marzo y abril, comienza con el Domingo de Ramos y termina con el de Pascua, pero más allá de los calendarios hay un evento astronómico que influye para esto.
Para los judíos la Pascua es una celebración que recuerda la libertad del pueblo hebreo de la esclavitud de Egipto, por lo que este festividad se celebra cada año el 15 del mes de Nisán, que empieza con la primera Luna llena de primavera.
Al tener como referente a la Luna y no al Sol, el calendario judío tiene incluso otra fecha de año nuevo.
El cristianismo señala que el año de la muerte de Jesús, el 14 de Nisán y su cena cayeron el 24 de marzo (jueves), por lo tanto la crucifixión habría sido el viernes 15 y la resurrección el domingo 17 del mes judío, pero el 25 y 27 de marzo para el mundo romano.
Cuando el cristianismo se difundió, la Pascua dejó de ser una festividad religiosa exclusiva de los judíos para adquirir un segundo significado: la celebración de la resurrección de Jesús, aunque en los primeros tiempos no había consenso de las fechas, no obstante siempre era preferible que fuera en domingo.
En la actualidad la fecha se determina por la decisión que tomó la Iglesia Católica en el año 325 en el primer concilio de Nicea, el criterio fue tomar como estándar la propuesta que se le atribuyó a San Pedro y San Pablo que es celebrar la resurrección el primer domingo después de la primera Luna llena tras el equinoccio de la Primavera.
Así que el punto de referencia es la luna, por eso siempre la Semana Santa cae entre el 22 de marzo y el 25 de abril.