El agua es muy importante para los músculos pero también para los tejidos nerviosos y cerebrales. Una ligera deshidratación puede provocar dolores de cabeza, sensación de confusión o pérdida de equilibrio: el cerebro debe estar perfectamente hidratado para funcionar de forma óptima.
Todos disponemos de mecanismos fisiológicos para eliminar el exceso de agua y mantener así el equilibrio hídrico corporal. Por dicha razón no se conoce una ingestión máxima recomendada pues varía en función de su peso, edad, estado de salud, nivel de actividad física, entre otros.
Deshidratación y actividad física
Durante el ejercicio intenso la perdida de agua corporal puede inclusive llevar a la alteración grave de la termorregulación, el incremento del ritmo respiratorio durante el ejercicio, hormigueo y adormecimiento de extremidades y colapso, sobre todo si el ejercicio físico es realizado en condiciones de calor extremo.
Un estudio publicado en Nutrition Reviews menciona que hasta los niveles leves de deshidratación pueden producir alteraciones del estado de ánimo y del funcionamiento cognitivo.
El cerebro y la hidratación
De acuerdo con una investigación publicada en la revista International Journal of Environmental Research and Public Health la hidratación es esencial para el cerebro ya que el agua representa un 75 % de la masa cerebral. Entre otras cosas el agua interviene en el equilibrio electrolítico y el metabolismo.
Por lo anterior es fundamental que todas las personas procuren mantener el equilibrio de entrada y salida de agua. Cuando no se reponen los líquidos que se pierden a través del sudor, la orina y otros mecanismos se pueden producir varias consecuencias.
Entre éstas el rendimiento cognitivo es uno de los más perjudicados resultando comprometidas funciones como la memoria a corto plazo, la atención de vigilancia, la reacción de elección y la memoria de trabajo.
A su vez la deshidratación causa variaciones en la distribución del agua corporal lo que podría ocasionar una baja presión en el cerebro que se asocia con confusión, demencia y letargo.
Muchos estudios aún no son concluyentes sobre los mecanismos que se producen específicamente en el cerebro en condiciones de deshidratación pero se indican que en primer lugar se afectan los procesos de atención y memoria.
La deshidratación también puede afectar el estado de ánimo, puedes sentirte cansado o irritable. Se puede inclusive pensar que se tiene hambre cuando en realidad el cuerpo está pidiendo agua.
Cuando estamos adecuadamente hidratados las células del cerebro reciben sangre oxigenada y el cerebro se mantiene alerta consiguiendo así desempeñar sus funciones sin dificultad alguna.