PARÍS. De la cabeza a la punta de los pies, pasando por los pulmones o los riñones. La lista síntomas provocados por el nuevo coronavirus crece semana a semana y pocos órganos parecen a salvo de esta enfermedad donde las formas varían de benignas a muy graves.
En tres meses, lo que empezó como una gripe clásica ya es un catálogo de síndromes que en sus formas más graves activan las ya famosas “tormentas de citoquinas”, una aceleración de la reacción inmunitaria que puede llevar a la muerte. No es raro que un virus provoque tantas manifestaciones, pero unos síntomas del SARS-CoV-2, como la pérdida de olfato o la formación de coágulos sanguíneos parecen específicos de esta epidemia.
“La mayoría de los virus pueden dañar el tejido donde se reproducen o provocar daños colaterales del sistema inmunitario que combate las infecciones”, explicó Jeremy Rossman, experto en virología de la Universidad británica de Kent.
NIÑOS HOSPITALIZADOS
Los médicos sospechan que el Covid-19 causó la hospitalización de varias decenas de niños en Nueva York, Londres y París que presentan cuadros inflamatorios “multisistémicos” raros, que se asemejan a una forma atípica de la enfermedad de Kawasaki o un síndrome de choque tóxico, que ataca a las paredes de las arterias y puede provocar un fallo orgánico.
Decenas de estudios médicos describen consecuencias potencialmente letales del mal, como accidentes vasculares cerebrales y afecciones cardíacas.
Los investigadores de la Universidad de Medicina de Nanjing (China) reportaron casos de pacientes que habían desarrollado complicaciones urinarias y afecciones renales agudas.
También observaron alteraciones en las hormonas sexuales masculinas, por lo que los jóvenes que quieren tener hijos debe consultar tras recuperarse.
¿Este abanico de síntomas es único? No necesariamente. “En una enfermedad corriente, las complicaciones, aunque sean raras, también ocurren”, afirmó Babak Javid, especialista de enfermedades infecciosas del centro hospitalario universitario de Cambridge.Más de 4 millones de casos se han declarado en el mundo, pero el verdadero número de infecciones “podría ser decenas o incluso centenas de millones”, según Javid. “Si una persona de cada mil, o incluso de cada diez mil, desarrolla complicaciones, esto significa realmente miles de personas”.
Los médicos generales, en primera línea, fueron los primeros en intentar descubrir los esquemas de la evolución.
“Nos habían dicho al principio: fiebre, dolor de cabeza, tos. Después se sumaron la nariz que gotea, la garganta que pica. Después, algunos síntomas digestivos: diarrea, dolor de vientre”, dice Sylvie Monnoye, médico de familia en París.
Después los dolores en la caja torácica, la pérdida del gusto y el olfato, problemas de piel como urticaria o sabañones en los dedos de los pies, problemas neurológicos... “Hemos empezado a pensar que había que desconfiar de casi todo”, comentó la doctora Monnoye.
MÁS EXTENDIDO DE LO PENSADO
Un informe interno del Centro de Prevención y Lucha contra las Enfermedades (CDC) de Estados Unidos analizó los síntomas de 2 mil 591 pacientes hospitalizados entre el 1 de marzo y el 1 de mayo.
Los tres cuartos de los pacientes tenían escalofríos, fiebre y/o tos, y casi todos dificultades respiratorias, los síntomas más corrientes del nuevo coronavirus.
Cerca de un tercio se quejaban de calambres, otros tantos de diarrea; un cuarto de náuseas o vómitos. Cerca de 18% tenían dolores de cabeza, de 10 a 15% tenían afecciones pulmonares o abdominales, la nariz que gotea, dolores de garganta.
Y es que hasta finales de abril, el CDC sólo había enumerado tres síntomas: tos, fiebre y dificultades respiratorias. Su página web ha sido actualizada desde entonces pero sólo agregó los escalofríos, calambres, dolor de cabeza y pérdida del olfato. Las autoridades francesas hicieron lo mismo a principios de mayo.
La pérdida del olfato (anosmia) y del gusto (ageusia) sólo ha sido reportada en el 3.5% de los pacientes de la cohorte de la CDC, pero los expertos piensan que estos síntomas están más extendidos entre los casos menos graves.
La anosmia y la ageusia ocurren rara vez con otros virus. Lo mismo pasa con los coágulos sanguíneos, que los estudios han vinculado con problemas cardíacos, trombosis hepáticas, embolias pulmonares y lesiones cerebrales en los pacientes de Covid-19.
Además, un gran número de pacientes con niveles bajos de oxígeno en la sangre no tienen dificultades para respirar, lo que ha sorprendido a los médicos.
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