Toluca, México.- Como resultado de las estrategias implementadas por la industria de la comida chatarra, bebidas azucaradas, tabaco y alcohol, Fabio Da Silva Gomes, asesor regional en Nutrición de la Organización Panamericana de la Salud y Organización Mundial de la Salud (OPS/OMS), aseguró que en América Latina se pierden más de 112 millones de años en calidad de vida.
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Bajo esta práctica Da Silva explicó que dichas corporaciones crean epidemias industriales con prácticas comerciales. Por ejemplo, con el marketing y publicidad, si se invierte una gran cantidad de dinero se garantiza un retorno en ventas; con el bloqueo de medidas fiscales es posible asegurar la asequibilidad a bajo precio de estos productos, logrando que puedan estar en cualquier lugar y en cualquier momento.
A la lista de tácticas se le pueden sumar las siguientes:
-Involucramiento con la comunidad para generar empatía con la marca, al fondear proyectos sociales y comunitarios,
-Interferencia sobre la ciencia, pagando estudios con falsos argumentos para no relacionar las enfermedades que causan sus productos, generando dudas que impide a las políticas públicas avanzar.
-Incidencia directa en las políticas públicas, proponiendo mecanismos como la autorregulación o ir hacia una regulación más débil, como sería un etiquetado de productos poco entendible.
Como resultado de lo anterior, el representante regional de la OPS/OMS dijo que las grandes corporaciones de dichos productos y sus derivados han logrado disparar la demanda de sus productos alterando los comportamientos de consumo alrededor del mundo.
En consecuencia, los impactos en la salud por el consumo de estos productos representan una carga para las familias y las finanzas públicas.
Tabaquismo, obesidad, diabetes, hipertensión y alcoholismo son enfermedades creadas por el consumo de estos productos malsanos y esas empresas son los mentores de estos padecimientos que están cobrando vidas en América Latina.
Alternativas a la problemática
Existen diversas experiencias exitosas para reducir el consumo de estos productos y, por lo tanto, sus impactos, que deben ser compartidas e imitadas, en especial, en situaciones de emergencia como la que vive México.
En Rusia, una de las naciones con mayor consumo de alcohol, se redujo en 40% en 12 años.
En Nueva York, el consumo de tabaco se redujo 28% en 7 años.
En Chile, el consumo de bebidas azucaradas se redujo 22% en solamente 3 años.
Erick Antonio Ochoa, responsable del Área de Control de Tabaco en la Coalición México Saludhable, declaró que “México debe hacer frente a los determinantes comerciales de las enfermedades no transmisibles. No habrá presupuesto que alcance si no toma acción contra los factores de riesgo que más enferman y matan: alcohol, tabaco, bebidas y alimentos ultraprocesados deben estar mejor regulados, contenidos con mayor detalle en el Plan Nacional de Desarrollo y el Programa Sectorial de Salud del actual gobierno”.
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