La regla de oro de la salud pública que por más de siete décadas nos dice que debemos tomar dos litros de agua potable al día no necesariamente se tiene que aplicar en todas las personas.
Los expertos consideran que tomar ocho vasos de agua por día cuando no hay sed no sería tan bueno para la salud en personas sanas, el consumo de agua a diario es clave, pero la cantidad debe adaptarse más a las necesidades de cada individuo.
La sed varía según las edades, el sexo, el peso y las actividades físicas que se realizan, la regla de los ocho vasos (dos litros) es una recomendación general, de acuerdo a lo que refiere Guillermo Rosa Diez, presidente de la Sociedad Argentina de Nefrología.
Las personas que practican deportes de alto rendimiento tienen que consumir aguas con sales, así como aquellas con cálculos renales para prevenir la formación de más cálculos, al igual para quienes padecen poliquistosis renal del adulto, detalla Rosa Diez para Infobae.
Por el contrario una persona con enfermedad cardiovascular severa, un consumo de agua en exceso debería ser evitado.
Judith Zilberman, médica cardióloga y cargo del servicio de hipertensión del Hospital Argerich de la Ciudad de Buenos Aires, precisó que no se debe tomar agua en exceso, únicamente en verano se requiere más porque se transpira más.
Adicionalmente a lo anterior es importante considerar que cuando se habla de “líquido” debe ser saludable porque algunas personas creen que al consumir gaseosas con azúcar están cubriendo su necesidad de ingesta de agua.
Por su parte Tamara Hew-Butler, profesora asociada de ciencias del deportes y ejercicio de la Universidad Estatal Wayne, en el Estado de Michigan, Estados Unidos, alertó en un artículo en The Conversation que las necesidades de ingesta de agua se basan principalmente en la cantidad de agua que pierden las personas.
Las necesidades del consumo de agua de cada persona dependen principalmente de tres factores: peso corporal, la temperatura ambiental y el nivel de actividad física.
La regla de oro de los dos litros de agua por día se habría derivado de una interpretación errónea de las recomendaciones originales ofrecidas por el Consejo de Alimentación y Nutrición de Estados Unidos en 1945, así como de la Autoridad Europea de Seguridad Alimentaria de 2017.