Tratar de cumplir las expectativas sociales y económicas que impone el entorno y no lograrlo, es uno de los factores que inciden en el estado de ánimo de una persona, llevándola, incluso, a desarrollar trastornos como la depresión, explicó la coordinadora del Departamento de Extensión y Vinculación de Facultad de Ciencias de la Conducta de la Universidad Autónoma del Estado de México (UAEM), Gabriela del Río Ponce.
La psicóloga detalló que el desgano o la flojera que puede presentar una persona un día cualquiera no debe confundirse con la depresión, que es una enfermedad que conlleva una conducta prolongada y requiere atención especializada.
Del Río Ponce indicó que hay diversos tipos de depresión; por ejemplo, la estacional, que se registra en fechas del año que son simbólicas para la persona y que la entristecen por tiempo prolongado, dejándola sin ganas de hacer actividades por sí misma, aun sabiendo las consecuencias que dicha actitud puede implicar como la pérdida del empleo.
Otros tipos de depresión, dijo, son los que se generan por la pérdida de un ser querido y, en ese sentido, el paciente debe practicar y llevar técnicas terapéuticas de desapego, o cuando hay una predisposición a la enfermedad y, por lo tanto, hay que desarrollar técnicas que permitan contrarrestar permanentemente.
La especialista alertó que la mayor parte de la población padece depresión en algún momento de su vida por no lograr las expectativas que la familia, el trabajo o la sociedad impone.
Sostuvo que en el caso de jóvenes y adultos jóvenes la incertidumbre y el apresuramiento que reciben de su entorno para la toma de decisiones de vida pueden hacerlos blanco de un cuadro de depresión.
“De acuerdo con la Organización Mundial de la Salud (OMS), la enfermedad con mayor incremento en edad productiva es la depresión, es decir, no solo los jóvenes, sino también los adultos jóvenes podemos caer en estados depresivos como consecuencia de ese trabajo muy limitado que tenemos con relación a nuestro desarrollo personal. Nos preocupa cubrir expectativas de los otros y no las personales”, agregó.
La especialista manifestó que existen muchas señales para detectar a una persona con depresión; por ejemplo, en la vestimenta, el aseo personal y la forma de hablar.
Al detectar estas actitudes, recomendó Gabriela del Río Ponce, es necesario emplear la empatía, escuchar con atención a la persona y motivar a que busque apoyo especializado.