El color del cabello el cual es determinado por las células llamadas melanocitos con la edad se van agotando y con ello aparecen las canas, pero a esto se suman otros factores relacionados con el estrés oxidativo que desequilibran las células por un aumento de los radicales libres.
El estrés oxidativo se fortalece por el humo del cigarrillo, contaminación del aire, radiación, luz ultravioleta, consumo excesivo de alcohol y drogas, así como la mala alimentación, el ejercicio extremo y no dormir bien provocan que los melanocitos se enfermen y dejen de producir pigmento que da el color al cabello.
Lo anterior lo menciona un artículo publicado en agosto del 2020 por la Universidad Nacional Autónoma deMéxico (UNAM), donde Abril Martínez Velasco, dermatóloga de la Clínica de Oncodermatología, agrega que otras causas son por estrés y angustia el sistema inmunológico que ataca a los folículos pilosos y con esto al pigmento.
La especialista también consideró que es necesario identificar las diversas situaciones en las que se presentan las canas, debido a que la edad puede indicar padecimientos hereditarios (genética) como el síndrome de Waardenburg, el cual involucra sordera, color claro en la piel, cabello y ojos.
Pero lo importante es que hay diversas soluciones para evitar que las cana dominen, entre ellas la luz del sol, el champú, adicionalmente si la persona desea pintarse el cabello para cubrirlas se recomienda buscar un especialista en colorimetría debido a que la población latina tiene el pelo grueso, esto hace que sean más difíciles de cubrir.
No obstante tener canas a temprana edad puede también estar relacionado con otros problemas de salud más severos.
Un estudio dirigido por investigadores de la Universidad de El Cairo (Egipto) y publicado en mayo del 2018, revela que existe una relación directa entre esta decoloración y la salud cardiovascular, hasta el punto de que tener un pelo canoso se asocia a un mayor riesgo de padecer una patología coronaria, detectada en su mayoría en los varones.
El riesgo es independiente de la edad cronológica y de otros factores de riesgo cardiovascular tradicionales –caso de la hipertensión arterial, la diabetes, la dislipidemia, tabaquismo y los antecedentes familiares de arteriopatía coronaria.