"Lo que se prohíbe es lo que más se consume"

Se compite con la capacidad de distribución de las empresas, pues hasta en los poblados más apartados hay refrescos y botanas en venta

Sofía Sandra San Juan | El Sol de Toluca

  · lunes 17 de agosto de 2020

Foto: Cuartoscuro

Las prohibiciones no resultan, por eso más que impedir que los niños compren o consuman productos alimenticios sin valor nutricional, se requiere educar a la sociedad en su conjunto para crear una cultura de la alimentación, porque todo lo que se prohíbe es lo que más se consume.

Alfredo Vigueras Rendón, presidente de la Academia Mexiquense de Medicina, señaló lo anterior y comentó que llama la atención que sean los legisladores de Oaxaca los que promuevan esta ley, pues además de ser la entidad más pobre del país, su geografía hace difícil que lleguen los alimentos.

Consideró que en Oaxaca existe una situación de tipo social que sus diputados no supieron o no quisieron ver, pues aunque la gente no tiene para comer sí llegan empresas como Coca-Cola; no hay alimentos disponibles pero su llegan las papitas fritas, todos los dulces.

Esto se debe, dijo, a que son empresas que tienen una red de distribución increíblemente efectiva y eficaz, la cual ha servido hasta para mofa a nuestro presidente Andrés Manuel López Obrador, porque ni los medicamentos se pueden distribuir como los refrescos embotellados.

Hasta en los poblados más pobres se encuentran todas estas botanas, frituras y dulces, aseveró el médico Vigueras Rendón, al subrayar que en muchos de ellos es más fácil encontrar un refresco de cola que un litro de leche, incluso son más baratos los refrescos que la leche o el agua.

El presidente de la Academia Mexiquense de Medicina reconoció que se debe trabajar mucho en educar a la población en términos de nutrición, pues la mala alimentación es un problema añejo en nuestro país.

Recordó el movimiento que surgió hace unos años para prohibir el consumo de productos chatarra en las escuelas, el cual no ha dado frutos porque las tienditas escolares tienen un objetivo económico; además de que las empresas hicieron paquetes más pequeños para que los niños ingirieran menor cantidad de grasas, sal y conservadores en sus productos que se siguieron vendiendo a los alumnos..

“Sabemos que los padres de familia y los directivos escolares son quienes manejan esas tiendas que son como los cines, pues la programación no es su principal ingreso sino lo que se vende en la antesala”, afirmó.

Hay que luchar para revertir este hábito de consumo, no es imposible, sí se puede, pero requiere que el gobierno y sus políticas de salud sean bien firmes, estén bien pensadas, bien dirigidas a la sociedad para que sean efectivas y, sobre todo, que se realicen muy amplias campañas de concientización, sensibilización y educación nutricional para lograr cambiar hábitos y empezar a crear una cultura sólida del buen comer, concluyó.



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