El no dar mantenimiento ni limpieza a tinacos y cisternas en las viviendas y negocios en general, puede causar enfermedades diversas, principalmente gastrointestinales, razón por la cual la ciudadanía debe lavar y desinfectar estos contenedores dos veces al año, es decir, una vez cada seis meses, según lo establecido por las autoridades sanitarias de la entidad.
De acuerdo con Víctor Torres Meza, director del Centro Estatal de Vigilancia Epidemiológica y Control de Enfermedades (CEVECE), los tinacos y las cisternas son los espacios más olvidados en las viviendas y a consecuencia de ello en muchos casos no se ha dado mantenimiento ni una sola vez desde la compra del tinaco o la construcción de la cisterna.
Añadió que a esto se suma el escaso mantenimiento a las tuberías de agua potable principalmente, por lo que recomendó lavar con agua y jabón los tinacos y cisternas y dejar abiertas las descargas en los sanitarios y las llaves de lava manos y fregaderos, a fin de contribuir en el saneamiento de las tuberías.
El también director de la Academia Mexiquense de Medicina, recomendó a quienes viven en conjuntos habitacionales y condominios, el organizarse con sus vecinos para llevar a cabo una limpieza de cisternas y tinacos debido a que se han registrado casos en los que detectaron mantenimiento nulo, durante los trabajos de rastreo de Hepatitis A.
Cloración
Víctor Torres agregó que además de la cloración que recibe el agua en las redes de distribución por parte de los Ayuntamientos, es necesario implementar este proceso en la vivienda, pues de esta manera se garantiza la potabilidad del vital líquido.
“Lo ideal es colocar en la cisterna o en el tinaco un balón de agua que te ayude a mantenerla potable y garantizar su viabilidad para el uso humano, si no se realiza nada de esto el principal riesgo es enfrentar enfermedades gastrointestinales”, explicó.
Agregó que semanalmente personal de Regulación Sanitaria de la entidad realiza recorridos en las redes de agua potable y las fuentes de abastecimiento para verificar que contengan los niveles correctos de cloro y que reúnan los requisitos en materia de regulación sanitaria para prevenir la presencia de bacterias, virus y parásitos que puedan ser vehículos de transmisión de enfermedades.