Existen varias recomendaciones para que durante un viaje en avión sea de lo más agradable, entre ellas está no beber alcohol, aunque para muchas personas representa un motivo de celebración, calmar los nervios o simplemente para dormir más relajado.
Si bien tomar una cerveza o una copa de vino no implica ningún inconveniente, excederse traerá consecuencias negativas, aunado a la posibilidad de convertirse en una molestia para el resto de los pasajeros.
Debido a que durante el vuelo la comida es escasa, al beber de más la intoxicación será más rápida por tener el estómago vacío, por lo tanto el alcohol aumentará sus niveles en la sangre y los efectos subirán al cerebro afectando sus funciones de coordinación y el estado de ánimo.
Otro de los efectos negativos será la deshidratación, el alcohol es diurético lo que ocasionará que las salidas al baño sean constantes, pero otro inconveniente es que en el avión el agua no es suficiente y las posibilidad de hidratarse serán escasas.
Por lo anterior también habrá problemas para dormir, a la deshidratación se suma que con niveles altos de alcohol no es posible entrar a la fase del sueño de movimientos oculares rápidos (REM), la cual ocurre después de los 70 o 90 minutos después de dormirse.
Traer copas de más dificultará también la capacidad motriz del cuerpo y peor aún al viajar en un avión, así que siempre se buscará estar sentado o acostado, lo que al final ocasiona que el viaje no sea como se esperaba.
Si todo esto ya es una lista importante de efectos negativos, falta el del bochorno social con los demás pasajeros lo que afectará la imagen de la persona, incluso para los amigos que estén durante el vuelo que poco podrán hacer para que se recupere la cordura.
Así que es importante tomar en cuenta algunos consejos antes de decidir tomar alcohol, entre ellos llevar suficiente agua agua para hidratarse y comer bien, eso reducirá los efectos.