La pérdida de una mascota puede desencadenar grandes problemas emocionales en los niños, inconvenientes que se manifiestan con la ausencia de interés de sus actividades, se aíslan de los demás y comienzan a preocuparse por la muerte, de ahí la importancia de prestar más atención a los sentimientos de los menores.
El vínculo de un niño con su mascota es parecido a las relaciones humanas en términos de afecto, protección y tranquilidad, y al perderla se presenta un dolor tan profundo y prolongado que puede provocar problemas mentales posteriores.
Investigadores del Hospital General de Massachusetts con datos de un estudio longitudinal en Bristol, Inglaterra, que utilizó una muestra de 6 mil 260 niños, hicieron un seguimiento de problemas emocionales (niños 4-8 años de edad) para concluir que un 63% son derivados de las pérdidas de las mascotas.
El término del vínculo afectivo ocasiona que los niños eviten todo lo que les recuerde el trauma, ya sean actividades, situaciones o personas, incluso evitan pensamientos o sentimientos sobre el suceso traumático pero normalmente fracasan en sus intentos.
Sin embargo ante el problema hay opciones, la farmacéutica Merck and Co, indica hay tres remedios para aliviar la pérdida de una mascota: psicoterapia, terapia conductual y los medicamentos.
Con la primera opción (psicoterapia) los niños enfrentan y superan sus recuerdos, con la segunda pueden resignificar sus sentimientos y cambiar pensamientos, la tercera alternativa es el uso de un medicamento especial llamado inhibidor selectivo de la recaptación de serotonina que tiene el efecto de un antidepresivo.
Después de los siete años el concepto de muerte se vuelve consciente en la mente de los niños y toma un significado parecido al de los adultos, los niños comienzan a temer a la muerte, tanto a la propia como a la ajena, por eso los adultos deben prestar atención, no obstante si estos son más profundos y duran más de lo esperado, pueden ser signo de un problema mayor que debe ser tratado por un profesional.