Los audífonos se han convertido en herramientas indispensables para muchas personas mientras estudian, viajan, hacen ejercicio, ya sea para evitar el ruido exterior o facilitar la concentración, sin embargo el uso frecuente a volumen alto puede ocasionar daños importantes al oído.
La Organización Mundial de la Salud (OMS) refiere que el uso excesivo de audífonos podría comprometer la salud auditiva de personas de entre 12 y 35 años de edad, con daños de forma inmediata en una sola exposición, lo que desencadenaría pequeñas molestias como dolor, picazón y hasta dificultades para escuchar.
El 50% de adolescentes y jóvenes están expuestos a niveles de ruido perjudiciales a consecuencia del uso de dispositivos de audio personales como reproductores de MP3 y teléfonos inteligentes.
Escuchar música a más de 70 decibelios por tiempo prolongado puede causar cansancio en las células sensoriales auditivas ocasionando pérdida temporada de la audición con la sensación de zumbido, de acuerdo al artículo publicado por MED-EL México con el título: ¡Bájale el volumen a la música! podría causarte sordera.
El uso de auriculares durante la niñez puede alterar su capacidad de aprendizaje, de memoria y de retención, lo que lleva al aislamiento social, se lee en el artículo en el cual se entrevista a Fernando Díaz Rojas, Director Comercial de MED-EL México.
Ante una posible pérdida de la audición es importante identificar algunas señales que permitirán su atención a tiempo por un especialista.
Sonido alerta: si no hay reacción a sonidos fuertes como la caída de un plato, cierre de una puerta o el ladrido de un perro. Lo normal es que la persona se sobresalte, pero si esto no sucede, hay alarma y deben acudir a exámenes de audiometría o logoaudiometría.
Volumen en exceso: cuando todo está en silencio y no ruido de por medio, la persona sube de manera indiscriminada el volumen del aparato. Para los más pequeños de casa, se detecta cuando pone directamente en sus oídos la tableta electrónica u otro dispositivo en un volumen alto para poder escuchar.
Dolor: en los más pequeños el llanto e incomodidad constante. Si se acompaña de supuración, sangrado y baja audición, hay que recurrir al especialista.
Finalmente: ¿Qué dijiste?, si pide constantemente que le repitan. No identifica de manera simple una instrucción sencilla.