La adopcióny el auge de los dispositivos móviles, principalmente de loscelulares, en México y el mundo se ha convertido en unaoportunidad para llevar la lectura a todos los rincones y terminarcon los obstáculos para la alfabetización.
De acuerdo con la primera EncuestaNacional Sobre Consumo de Medios Digitales y Lectura entre JóvenesMexicanos, realizada por Banamex e IBBY México/A Leer a muchachosde entre 12 y 29 años, el uso del smartphone ha cambiado lavisión de los jóvenes hacia la lectura.
Datos de este estudio revelaron queel consumo de materiales de lectura es una práctica cotidianaentre ese sector de la población, que tiene una mayor capacidad deelección de sus contenidos con base en sus intereses, aunqueprobablemente son temas más efímeros y breves.
Con lo anterior, sostuvieron losrealizadores, se echa por tierra la afirmación de que losmexicanos no leen, porque tradicionalmente la métrica para estaidea se basa en el número de libros o ejemplares de materiales delectura que se consumen.
Al mismo tiempo, se llegó a laconclusión de que en México se lee más por gusto que porobligación. Indistintamente de la ocupación de los muchachos, haymayor acercamiento a la lectura por elección propia, ya que éstano está concebida únicamente como el consumo de libros ocontenidos literarios.
En suma, los smartphones estánmodificando los hábitos de uso de información y lectura de losjóvenes, cada vez más acostumbrados a textos mucho más visualesy diversificados.
El presidente de IBBY México, BrunoNewman, indicó que “es de vital importancia tener informaciónactualizada de cómo y qué están leyendo los mexicanos, enespecífico los chicos de entre 12 y 29 años.
La cantidad de lo que se lee o eltiempo dedicado a ello no es la prioridad, sino la calidad y conqué finalidad se realiza la actividad, así como qué experienciasy conocimientos van enriqueciendo su vida personal y su papel comociudadanos participativos y críticos.
Señaló que aun con la altapenetración en el uso de los medios digitales, los formatosimpresos, como libros, periódicos y revistas, siguen teniendo unapresencia importante.
Newman añadió que en la poblaciónabierta se empieza a ver un incremento en la preferencia por lalectura en formato digital: mientras que 66% dijo que lee enimpresos, 47%lo hace en medios electrónicos.
Estos datos, puntualizó, ponen demanifiesto que medir la lectura por el número de libros compradosno está reportando información fidedigna en relación con elcomportamiento del lector joven.
Subrayó que la alta proporción dejóvenes que gustan de la lectura (ocho de cada 10), aunada alconsumo y creación de textos cortos a través de las redessociales y servicios de mensajería, muestra la oportunidad deutilizar los medios digitales como nuevo canal para la formaciónde lectores, a partir de la generación de textos elaborados ydifundidos por los mismos usuarios.
El Inegi indica que en 2016, en losque se refiere promedio de libros leídos por la población mexicana de 18 años ymás en el último año fue de 3.8 ejemplares, por debajo depaíses como Chile (5.4), Argentina (4.6), Colombia (4.1) y Brasil(4.0).
Basado en estos datos, el rector dela UNAM, Enrique Graue Wiechers, señaló que no habrá reformaeducativa que valga si no se logra que la población lea, comprendalo que lee y aspire a superarse.
Esta preocupación también se vivea nivel global. La Organización de las Naciones Unidas para laEducación, la Ciencia y la Cultura (Unesco) indicó que laausencia de libros, tanto en países desarrollados y en desarrollocomo de mediano y alto ingreso, ha sido un obstáculo para laalfabetización.
Además, expuso que a pesar de losavances en la industria editorial, los libros permanecen fuera delalcance de muchas personas; por ello su apuesta es por losteléfonos móviles, a través de los cuales pretende fomentar lalectura.
De acuerdo con su estudio, el preciode la conectividad de datos necesaria para leer un libro de accesoabierto puede ser tan bajo como dos o tres centavos, mientras queel costo del equivalente impreso es de 10 dólares; además, losejemplares digitales se distribuyen más fácilmente.
Reconoció, eso sí, que aun cuandoel fomento de la lectura móvil, para ayudar a las personas aencontrar más y mejores vías al conocimiento, no garantiza niestimula la lectoescritura.
Según la Unesco, un estudiorealizado por el Centro de Investigaciones Pew en EU, en 2012,observó que el consumo de lectura en general suele aumentar trasla adopción del método digital.
El informe mostró que en eltranscurso de 12 meses, los usuarios de libros electrónicosleyeron 24 títulos en promedio, mientras que los de impresossumaron 15.
Para los defensores de laalfabetización, agregó, esta tendencia es prometedora, ya queparece indicar que los beneficios de la lectura móvil sonexponenciales y pueden acelerar el desarrollo de lalectoescritura.
En México se han creado grupos delectores en Facebook y Whatsapp, en los que hay intercambio dediversos materiales, que pueden verse en cualquiermóvil.
Sin embargo, sus características(cerrados, con recomendaciones sólo a amigos), los derechos deautor, las plataformas de donde son bajados los textos, a las que aveces es difícil acceder, el peligro de contagiar nuestrodispositivo de algún virus, que nuestro teléfono no sea tanmoderno como se requiere y la deficiencia de algunas traducciones,dificultan el acceso.
También existen aplicaciones quepermiten entrar al mundo de la literatura, como Goodreads, Spotify,Kindle, Universal Book Reader, Google Play Books, etc.
Se puede decir que la lecturadigital otorga una oportunidad para poner al alcance de todos eluniverso de la cultura escrita. Como señala Nuria Sanz, directoray representante de la Oficina de la Unesco en México, si bien lalectura en medios electrónicos puede no ser una panacea, sí setrata de una oportunidad invaluable.
Para ella, el informe “La lecturaen la era móvil” puede contribuir a generar, en nuestra región,directrices oportunas para el desarrollo de las políticaspúblicas y proveer de pautas metodológicas a los educadores, paraavanzar en programas en torno a la lectura y la alfabetización,sin abandonar el extraordinario patrimonio oral.
Los dispositivos móviles, pues, hancambiado los hábitos de aquéllos que aseguraban que la lecturaera aburrida. A querer o no, leer se ha convertido en una actividaddiaria, aunque se trate de textos cortos e interactivos. Y lo mejores que no significa el fin de los impresos, sino la apertura depuertas, para ampliar la oferta de lectura. Sin duda, ambosformatos pueden coexistir.