La salud de Elizabeth Rafael González no había ido bien en los últimos meses. Después vino la pandemia de Covid-19 y llegó el tiempo de la incertidumbre.
Ella es microempresaria, tiene el negocio de Oventik Artesanal, dedicado a la producción de joyería que rescata las tradiciones mazahuas.
“Pero a pesar de la incertidumbre tengo nuevos proyectos en mente que deseo sacar adelante una vez que pase este periodo, porque mis ingresos económicos dependen mucho de Oventik”, dice Elizabeth.
Hace tres años que inició su negocio, pero es la primera vez que enfrenta una crisis de esta magnitud, sin embargo, expresa estar optimista.
Su proyecto sigue siendo rescatar la joyería artesanal de la zona mazahua del norte de la entidad.
“Ha sido en los últimos años cuando me he ido apropiando más de mi identidad cultural mazahua y, sin duda, ha sido uno de mis principales retos para que la gente acepte mi proyecto”, señala.
Como lo hacía cuando el Covid-19 no dominaba el pensamiento de ella y sus clientes, ahora continúa fiel a lo que dice y crea.
También confía en el espíritu de su empresa, la cual ha ampliado su alcance mediante las redes sociales.
“Mis productos son 100% artesanales y siempre procuro darles voz a otras formas de expresión de arte popular, por ejemplo, la cuestión textil.
"La gente se ha dado cuenta que Oventik tiene corazón y es lo que ha me ha ido abriendo puertas, lo cual se refleja en mis diseños”, indica.
Y justo las redes sociales, ahora la están ayudando para mantener las ventas de la joyería artesanal.
“La situación de pandemia ha representado, sin duda, un gran obstáculo para nosotros, porque tradicionalmente abril y mayo son los meses más importantes para nosotros en cuanto a ventas, porque participamos en algunos festivales como el Textil en Xochimilco”, comenta la microempresaria, quien sigue promoviendo sus productos.
Pese a ello insiste que un periodo de complicaciones es un tiempo de oportunidades, pues no puede fallarle a las personas que creen en Oventik. Un negocio que se hace con el corazón.