El presidente Andrés Manuel López Obrador rechazó una caída de la economía mexicana y demandó que se le compare con las cifras de arranque del gobierno de Ernesto Zedillo, quien en sus primeros meses de gobierno alcanzó un estancamiento del menos 7%.
Durante la conferencia mañanera también rechazó un subejercicio del presupuesto y aseguró que “vamos re' que te bien” en las finanzas mexicanas con el fortalecimiento del peso.
“Nuestros adversarios están apostando a que nos vaya mal y un día sí y el otro también están hablando de estancamiento económico, de que no está funcionando el gobierno, lo cierto es que vamos muy bien, mucho muy bien; nada más les recomendaría a los expertos y a los analistas conservadores que revisaran cómo fue el primer trimestre del inicio del gobierno de Ernesto Zedillo”, pidió.
Luego de que el Instituto Nacional de Estadística y Geografía diera a conocer que la percepción del Producto Interno Bruto bajó al 0.2% y varias calificadoras nacionales e internacionales acusaran que las evaluaciones con tendencia a la baja son resultado del constante cierre de ductos, la cancelación del NAIM en Texcoco y los conflictos de huelga en Tamaulipas.
Rechazó un eventual subejercicio del presupuesto y reclamó que en el pasado no eran constantes las descalificaciones porque las empresas habían sido beneficiadas con el Fobaproa.
“Nada más les recuerdo que el primer trimestre del inicio del gobierno de Zedillo hubo un decrecimiento menos siete; sin embargo, por los conservadores ese gobierno está calificado como un buen gobierno, aun con el Fobaproa, porque fue genial esto de convertir las deudas privadas en deuda pública. Entonces, bravo, bravo”, reprochó.
Cabe recordar que la semana pasada el INEGI dio a conocer que la inflación superó los índices proyectados para este año con una cifra del 4.38 %, cuando se esperaba que se colocara en un 4.22%.
Sin embargo, este fin de semana López Obrador presumió en una gira por Juchitán, Oaxaca, la apreciación del peso mexicano, el aumento de recaudación de impuestos y un supuesto control inflacionario, o al menos menor al comparado con otros países.