Las ventas para los artesanos de Guadalupe Yancuictlalpan, mejor conocido como "Gualupita", han caído en por lo menos un 70% en los que va del año, y aunado a ello no ven que el panorama pueda mejorar en el corto plazo.
La comerciante Susana Ramírez no solamente lamentó dicha situación, sino que también señaló que sus principales insumos para elaborar sus prendas han repuntando, como es el caso de los estambres, lana e hilos, entre otros.
“Nuestras ventas no han ido bien desde el inicio de la pandemia, pero se ha agudizado la situación en los últimos meses. No podemos bajar más nuestros precios porque resultaría incosteable para nosotros”, externó.
También señaló que en ocasiones la gente regatea, sin embargo, no están en condiciones de malbaratar sus productos.
“A veces nos preguntan, por ejemplo, el precio de alguna chamarra que oscila entre 500 y 550 pesos o cotón de lana que puede costar 400 pesos o más, pero no podemos malbaratar nuestros productos, por todo el tiempo que invertimos en su elaboración; además, trabajamos para preservar los textiles que han vestido mexicanos y extranjeros en los últimos años”, aseveró.
Cabe mencionar que los tejidos de lana de Gualupita, como es conocida la localidad, se elaboran prácticamente desde su fundación en el siglo XVII.
“La diferencia que tenemos con otros pueblos tejedores es que ellos utilizan el telar de cintura para realizar sus piezas, y nosotros ocupamos un telar de pedales, el cual fue traído por los españoles”, apuntó.
Doña Susana indicó que la elaboración de prendas de lana es un aprendizaje que se transmite de padres a hijos, pero lo preocupante es que al perder rentabilidad esta actividad a las nuevas generaciones ya no les interesa mucho dedicarse a ella.
“La vocación textil del pueblo es una herencia familiar. A muchos de nosotros nos enseñaron a manufacturar los sarapes o gabanes”, apuntó.
En Gualupita, dijo, la actividad era tan predominante, que en cada casa de la comunidad había al menos un telar por cada hijo de la familia.