Los exportadores mexicanos de aguacate y carne de res presumencifras estratosféricas cuando hablan de las ventas a EstadosUnidos, dos casos de éxito aunado al TLCAN, que en pocos díasempezará a renegociarse en medio de la incertidumbre.
“El aguacate de México hacia Estados Unidos es un casoejemplar de los beneficios del comercio exterior”, señaló elasesor estratégico de la Asociación de Productores y EmpacadoresExportadores de Aguacate de México (APEAM), Ramón Paz.
La APEAM cumple 20 años coincidiendo con el arribo de aguacatesmexicanos a Estados Unidos., una “consecuencia no directa” delTratado de Libre Comercio de América del Norte (TLCAN, en vigordesde 1994), que el jefe de la Casa Blanca, Donald Trump, quierereformar porque considera que perjudica la industria y empleo de supaís.
El convenio comercial abrió la puerta, pero no fue hasta que seestableció un mecanismo de soluciones de barreras y control deplagas que llegó el primer cargamento de este manjar verde, delcual México es el primer productor mundial.
De 1,000 toneladas ese primer año, hoy alrededor de 800,000toneladas de aguacate mexicano se venden en EU.
Con el tratado, los aguacates mexicanos, un emblema nacional,llegan al vecino del norte sin arancel -una de los asuntos másproblemáticos para Trump- y durante todo el año.
Los beneficios son bilaterales, aseguró Paz. El productorcaliforniano, que llegó a oponerse a la apertura, ha visto cómose les pagaba más por kilo.
De acuerdo con la APEAM, hay 19 mil empleos en Estados Unidosque dependen del aguacate mexicano; son mil 200 millones dedólares en salarios y 600 millones de dólares en
impuestos.
Esta región, una de las más pobres del país, produce la mayorparte del fruto, y es la única que tiene todos los permisos paravender a EU.
Ante la renegociación del TLCAN, Paz pide que este continúe“sin aranceles y sin cuotas”, con mayor reciprocidad en elcontrol de medidas fitosanitarias y supervisión “máságiles”.
Además, se deberá ampliar definitivamente la posibilidad deexportación de aguacates a EU procedentes de todo México.
Por otro lado, la carne de res mexicana resume muy bien ladinámica del comercio internacional; con ganadores, perdedores ymuchas vicisitudes antes del éxito.
“Cuando se negoció el TLC éramos uno de los sectores queestaban totalmente en contra de la apertura comercial”, señalóel director de la asociación Mexican Beef Exporters, RogelioPérez.
En un principio, el sector “sufrió”, se perdieron empleos yse desecharon inversiones, recordó.
Tras unos años de adaptación, y de especializarse en la ventade cortes finos beneficiados por un arancel cero, hoy la expansiónes vertiginosa. De alrededor de 28 mil toneladas exportadas a EU en2006, ahora superan las 180,000.
Estas representan cerca del 90% de las ventas al exterior, unaprueba más de la dependencia de México hacia EU.
Pero todavía hay pendientes, por ejemplo, facilidades deinspección del producto mexicano en Estados Unidos y un mayoracceso a Canadá por carretera desde EU “Este es un proceso muycomplicado, no estandarizado”, lamentó Pérez.