En 2020 la pandemia de Covid-19 obligó a un aumento drástico en el número de reuniones por videoconferencia, la herramienta ha sido esencial para la productividad, el aprendizaje y la interacción social, pero su uso excesivo parece particularmente agotador dando origen al concepto Fatiga del Zoom.
Un estudio realizado por la Universidad de Stanford, en los Estados Unidos, se refiere a la sobrecarga no verbal e indica que es posible que las personas estén participando de más reuniones virtuales que a las que asistirían de modo presencial.
No obstante también refiere que en lugar de acusar al medio, es importante señalar estos defectos de diseño para aislar áreas de investigación enfocadas a los científicos sociales y sugerir mejoras de diseño a los tecnólogos.
El trabajo de investigación señala que si bien hay docenas de estudios empíricos en psicología, interacción humano-computadora y comunicación que examinan el comportamiento durante las videoconferencias, aún no se han realizado estudios rigurosos que examinen las consecuencias psicológicas de pasar horas al día en este medio en particular.
La aplicación Zoom pasó de unos 10 millones de usuarios en diciembre de 2019 a más de 300 millones cinco meses después. Además, la ubicuidad del software ha dado lugar a la aparición del genérico, y muchos utilizan la palabra Zoom como un verbo para reemplazar la videoconferencia.
El éxito de este medio, como muchas tecnologías, gira en torno a su capacidad para imitar a la perfección conversaciones cara a cara, además, independientemente del medio, es importante reconocer que las reuniones en general pueden ser bastante agotadoras, al igual que los desplazamientos de un lugar a otro, lo que Zoom elimina.
Jeremy Bailenson, director fundador del Laboratorio Virtual de Interacción Humana de la Universidad de Stanford, detalló que en Zoom el comportamiento no verbal sigue siendo complejo, pero los usuarios deben esforzarse más para enviar y recibir señales.
Por lo tanto quizás un factor de la fatiga de Zoom es simplemente que estamos asistiendo a más reuniones de las que estaríamos haciendo cara a cara.
Por mucho tiempo los académicos han predicho que la tecnología de la comunicación interrumpirá la práctica de ir y venir del trabajo diez veces por semana, incluso cuando las reuniones cara a cara vuelvan a ser seguras, es probable que la cultura finalmente haya cambiado lo suficiente como para eliminar algunos de los estigmas que se tenían anteriormente contra las reuniones virtuales.