Dejar en modo suspensión a la computadora permite retomar el trabajo tiempo después, sin embargo si es una práctica constante y por largos periodos puede traer inconvenientes a la memoria RAM.
La memoria Random Access Memory (RAM) es volátil y necesita energía para funcionar, al entrar la computadora en modo suspensión lo que hace es entrar en un trabajo menor y cuando se enciende el dispositivo los procesos se activan normalmente.
El consumo de energía es menor, pero con el tiempo también se verá reducido el rendimiento de la memoria, de acuerdo a especialistas de Intel.
Entre las afectaciones están que la RAM no pueda restablecerse correctamente, también se podrían causar redundancias excesivas de memoria y disminuir su velocidad de funcionamiento, incluso causar errores (BSOD) a la hora de volver a la normalidad tras suspender la computadora.
Las recomendaciones para quienes utilizan de manera frecuente la opción con los equipos de escritorio que todo el tiempo están encendidos es apagarlo cada dos o tres días, con los equipos portátiles representa una alternativa muy útil cuando se trata de tiempos cortos, como para el traslado de un lugar a otro.
En cuanto al ahorro de energía hay otra alternativa y que consume menos que el modo suspensión, se trata de poner al equipo en “hibernar” (para equipos con sistema operativo Windows).
Con esta herramienta no toma su proceso de la memoria RAM, lo que hace es almacenar los datos necesarios en el disco duro para luego prender el computador en un tiempo más ágil que el apagado normal, aunque no tan rápido como la suspensión.