Para muchas personas representa todo un reto lograr dormir bien, lo que merma el rendimiento en el trabajo o en la escuela, por lo que se buscan opciones para tener un mejor descanso y la tecnología ofrece alternativas con los llamados rastreadores del sueño.
El monitoreo del sueño se da principalmente utilizando relojes inteligentes o dispositivos portátiles que proporcionan información de los hábitos durante el descanso, sin embargo lograr una mayor precisión es uno de los retos a los que se enfrentan.
Mediante algoritmos hacen dos mediciones principales; por un lado el movimiento del cuerpo durante la noche y por el otro la frecuencia cardiaca, la información se agrupa en paneles de modo que proporciones datos valiosos para ayudar a mejorar la calidad del sueño.
Entre los paneles que tienen estos rastreadores está el llamado control de suspensión, sus métricas incluyen: hora de acostarse, hora de despertar, tiempo dedicado a la etapa del sueño, frecuencia cardíaca y puntuación general del sueño.
Sin embargo los rastreadores no pueden detectar la apnea del sueño ni diagnosticar otros trastornos como insomnio o la narcolepsia, por lo que para tener datos más precisos existe el estudio del sueño que mide las ondas cerebrales, movimiento de ojos y piernas, respiración y niveles de oxígeno en la sangre.
Por lo tanto los rastreadores del sueño realizan mediciones muy indirectas, sin embargo sus mediciones más confiables es cuando el usuario fue a dormir, cuando despertó y tiempo total de descanso, información valiosa para detectar los factores que conducen a una falta de sueño, además un buen rastreador tiene recordatorios de la hora para ir a la cama, programación de rutina de relajación, evaluación del entorno del sueño, entro otros.