Cada vez son más los dispositivos que tenemos conectados a internet en el hogar lo que lleva a cambiar la manera en que se realizan las tareas cotidianas con aparatos como el refrigerador, la iluminación, la lavadora, cámaras de seguridad y hasta robots que estarán al pendiente de las necesidades de la casa.
Dentro de poco también los autos estarán conectados a la infraestructura de las ciudades inteligentes, mientras que los dispositivos de atención médica podrán prevenir y tener los diagnósticos de las enfermedades con más precisión.
Aunque los beneficios son numerosos con el internet de las cosas (IoT) también se incrementan los puntos de acceso para los hackers, aunado a la seguridad, también está la preocupación de la privacidad que se reduce en el momento que hay más aparatos conectados.
En cuanto a la seguridad uno de los problemas es la percepción pública, un estudio de Icontrol State of the Smart Home de 2015 encontró que 44% de los estadounidenses estaban muy preocupados por la posibilidad de que les robaran la información de su hogar inteligente.
La vulnerabilidad al hackeo es otro de los inconvenientes, investigadores de Microsoft y la Universidad de Michigan encontraron una gran cantidad de agujeros en la seguridad de la plataforma de hogar inteligente SmartThings de Samsung, y los métodos estaban lejos de ser complejos.
Aunado a lo anterior no todas las empresas están preparadas ya que en su mayoría están en el proceso para implementar los dispositivos, así como la preocupación de proteger los aparatos reales con aplicaciones de software y conexiones de red que vinculan a estos dispositivos.
Por lo que toca a la privacidad hay demasiados datos generados por los aparatos, además de un perfil público no deseado, las posibilidades de invadir virtualmente el hogar de otra persona y que todos estos inconvenientes disminuyan la confianza del consumidor.