Al aceptar utilizar una red sociales importante considerar que algunos datos personales pudieran estar en juego según las políticas de las empresas, así lo expresó el coordinador de Difusión Cultural de la Facultad de Ingeniería de la UAEM, José Agustín Portas Yáñez, quien indicó que esos corporativos siempre tendrán alguna ganancia según sus intereses.
Hay una fuga de datos, pero no es algo nuevo, siempre se había hecho no solo de parte de WhatsApp, Facebook e Instagram sino de otras redes sociales
Es de recordar que los cuestionamientos surgieron luego del anuncio de WhatsApp en donde anunció que compartiría información con Facebook y habría un vínculo de orden comercial.
Al respecto, el especialista de la UAEM explicó que la controversia radica en los mensajes de contenido multimedia como: imágenes, videos y audios, es decir, aquellos que se reenvían porque quedan alojados de forma temporal o permanente en el servidor de WhatsApp.
Agregó que la empresa puede revisar la agenda telefónica, además, del historial de navegación con fines estadísticos y publicitarios, lo cual se acepta cuando se baja e instala la aplicación. También, si me encuentro en cafeterías o restaurantes, tratará de incorporar publicidad similar a esos sitio.
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“Si hoy en mi navegador puse zapatos nuevos de determinada marca muy probablemente el mismo día o al siguiente mientras navego en Facebook o Instagram me saldrá publicada calzado o tenis de esa marca o parecidos”.
Detalló que, en caso de WhatsApp, las conversaciones de extremo a extremo siguen cifradas o encriptadas. “Nadie las puede ver salvo un hacker pudieran intentar leer o revisar, pero están protegidas” mientras que las fotografías de los estados están almacenadas 24 horas en los servidores de WhatsApp para que las puedan observar el público en general.
¿Qué pasa en Instagram?
Portas Yáñez, opinó que Instagram tiene políticas de seguridad más laxas ya que en las actualizaciones más recientes, tienen activadas la visión de la cámara frontal para medir la reacción en nuestro rostro cada que uno observa una imagen, video o publicidad para ver la emoción que nos provoca lo presentado.
“De esta forma hacen su algoritmo para ordenarlo y enseñarnos las cosas que más nos gustan, pero no deja de ser una cámara que nos está viendo en todo momento, y habrá que recapitular en donde revisamos Instagram”.
Finalmente, detalló que el derecho de autor no se cede pero si pueden lucrar con el contenido que subí.
“Sino todas las imágenes que estén subidas en Instagram y próximamente en Facebook se les cede el derecho de explotación a la plataforma, es decir, que si subo la foto de un paisaje muy bonito y algún anunciante se le ocurre hacer una campaña publicitaria con ella le pagará a Instagram y no a mi”.
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