Trabajar, estudiar y el esparcimiento en casa podrían considerarse suficientes argumentos para querer la tecnología, pero no es así, ya que se ha detectado en medio de la pandemia un miedo silencioso en gran parte de la población llamado tecnofobia.
El excesivo uso de las nuevas herramientas digitales en casi todos los aspectos de la vida (desde conferencias virtuales hasta transferencias bancarias) están orillando a tener esta aversión por la tecnología y con ello se agudizan problemas de ansiedad y depresión en todos los sectores de la sociedad.
La situación ha llegado a tal grado que cuando se nos presenta una nueva tecnología muchas veces es nulo el interés por entenderla y preferimos las que ya conocemos, de acuerdo a lo señalado por Miguel Alberto Zapata, investigador de la Universidad Nacional Autónoma de México en ciencia y tecnología en el artículo publicado el pasado 5 de mayo por la Gaceta UNAM titulado: Tecnofobia, trastorno agudizado por la pandemia y el confinamiento.
El especialista agrega que la tecnología es necesaria, sin embargo genera una sensación de aislamiento y causa un sentimiento de ruptura en nuestros espacios, pues fusiona el lugar de trabajo, de ocio, de aprendizaje y de descanso en uno sólo y nos deja a merced de un espacio que es imposible ordenar adecuadamente.
Para aquellas personas que tienen que hacer todo desde casa se agudizó aún más estos sentimientos de aversión hacia la tecnología debido a que limita las formas en que las personas se relacionan entre sí a situaciones poco habituales y que sustituyen la interacción directa.
Los malestares provocados por la tecnofobia prevalecen en la vida de cerca del 10% de la población mundial, causando ansiedad y fobia social, lo que hace necesario el acudir a tratamiento clínico especializado para tratar los síntomas.
El investigador de la máxima casa de estudios del país resaltó que la nueva vida digital es abrumadora porque no nos hemos adaptado a ella aún, aunado a nuestro temor con respecto a los riesgos de la seguridad digital y posibles peligros de Internet agudizan los estragos de la tecnofobia.