El ritmo y la cadencia del reguetón son los elementos que pronto atrapan a los jóvenes quienes, al escucharlo, tímidamente perrean al ritmo de la música.
"Que falta de respeto, mami, como te atreve a venir sin panty. Hoy saliste puesta pa' mi, yo que pensaba que iba a dormir. No, vino ready ya puesta pa' una cepilla, me chupa la lollipop".
Fragmentos como este de la canción Safaera, de Bad Bunny, forman parte de las letras de los éxitos más escuchados en los últimos años de este género musical el cual, con casi tres décadas de vida, se ha diversificado al existir el tipo alternativo, combativo y de protesta. Sin embargo, también el que habla de sexualidad sin tapujos, misoginia o cosificación de la mujer.
Pese a sus detractores, atrapa a miles de seguidores. Hasta antes de la pandemia, sus artistas eran capaces de llenar estadios con más de 150 mil personas. En variados casos han logrado posicionarse gracias a sus letras, pues muchas veces resultan ser polémicas y hasta censurados por referir temas de droga, sexo o violencia.
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De naturaleza polémica, especialistas en psicología, escritores y jóvenes consultados refieren que es su sonoridad y la moda los que han llevado a continuar vigentes. No obstante, advierten que es una manifestación de las nuevas generaciones quienes son más abiertas en varios sentidos, como el manejo de su cuerpo y la libertad.
Neurolingüística
El psiquiatra del Instituto Mexicano del Seguro Social (IMSS) delegación Estado de México Poniente, Luis Sergio Ponce Guadarrama, comentó que el sonido es el primer elemento de atracción en la música. Por lo tanto, el efecto Mozart disminuye la frecuencia cardiaca a 70 contracciones por minuto y el cerebro baja como alfa y eso permite estar alerta, así como aprender más.
“Este tipo de música nos prende, nos hace que con la música manifestemos nuestros estados del alma, hay muchos jóvenes que se sienten deprimidos y con esta música sienten libertad, como una manera de protestar”.
Expresó que dicho género presenta varias temáticas, algunas agradables, pero también tiene letras en donde destaca la cosificación de la mujer, la misoginia y el consumo de drogas.
El adolescente lo va programando para que la mujer no valga nada, la mujer lo escucha y lo acepta.
Pese a esta situación, recomendó a los padres de familia estar atentos al contenido de las letras porque pueden afectar a los menores de edad al retomar ciertos estereotipos o reproducir la misoginia.
Moda y cuidados
Las letras de las canciones han pasado a segundo término y eso ha propiciado una menor exigencia en las mismas, opinó el profesor de las Facultades de Ciencias de la Conducta y Medicina de la Universidad Autónoma del Estado de México (UAEM), Juan Hinojosa Sánchez debido a que en las manifestaciones musicales actuales predomina el ritmo, la música, la instrumentación y la moda.
Comentó que el ser humano es un ser que tiende a imitar las modas y ésta, desde el punto estadístico, es la frecuencia más alta de una conducta, entonces cuando se repite de forma frecuente, predomina.
“Esto, debido a nuestras neuronas espejo con las que tendemos a identificarnos con nuestras conductas y predecir lo que sucederán, eso pasa en el reguetón, con el pasito duranguense, la banda o narcocorrido e influye en nuestra comunicación inmediata como en la social”.
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No obstante, advirtió la importancia de que nos contagie o no nos lleve a la reproducción de la violencia contra la mujer. “Si el chico baila con el reguetón o con cualquier otro ritmo y se alegra de hacerlo está bien, y tenga en cuenta que solamente es eso, una melodía y no reproduzca lo que se dice en ese lenguaje hablado”.
El reguetón, aclaró, no es el único estilo o género musical que hace referencia de una agresión a un menoscabo del padrón cultural humano de la mujer, hay mucha música de banda donde también la mujer es cosificada.
Revulsivo
El reguetón para muchos adolescentes, jóvenes e incluso adultos, funciona como un revulsivo al identificarlo dentro de un movimiento social, consideró el egresado de la carrera de Filosofía de la UAEM, Antonio Reyes Pompeyo.
El también profesor opinó que el género nació en el barrio para la gente del barrio y se ha ajustado a las circunstancias sociales, por eso se ha sabido mantener en el gusto de los jóvenes.
“Es una apropiación del cuerpo, es un posicionamiento político en torno a nuestro cuerpo, que nos pertenece y nosotros decidimos qué hacemos con él, si lo arrastramos por el suelo o nos contoneamos de la forma que se nos antoja porque el cuerpo nos pertenece”.
El reguetón es más que un ritmo, y a pesar de que sus composiciones musicales puedan sonar elementales o simples, tiene mucho contenido. No sólo cosifica los cuerpos que hace el reguetón popular, sino desde sus inicios era una forma de manifestación de lo que ocurría socialmente, indicó.
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La polémica en torno al reguetón puede ser algo generacional, como sucedió en su momento con el rock o punk en español, con el tema “Pachuco” de La Maldita Vecindad, comparó.
Ritmo
Los jóvenes coinciden en que el ritmo, al ser muy pegajoso, los contagia, pero los mensajes en algunos casos no son los mejores porque son violentos o explícitos.
Dulce López, estudiante de la UAEM, prefiere el género electrónico. Casi no escucha reguetón por las letras groseras, violentas o sexistas. “Con todo lo que estamos viviendo en la actualidad, me he propuesto no tolerar ese tipo de cosas o fomentarlas, a pesar de que esté muy pegajosa, no las escucho”.
“El género va a seguir vigente, pues me acuerdo que existe desde que iba a la primaria, continúan algunos artistas y otros son nuevos”, expresó Liliana, estudiante universitaria.