A dos años del sismo recuerdan la tragedia en Joquicingo

Este jueves hubo misa, se pidió por la reconstrucción y el pueblo aún no se levanta del todo

Filiberto Ramos | El Sol de Toluca

  · jueves 19 de septiembre de 2019

Foto: Daniel Camacho


Las paredes en Joquicingo aún lucen fisuradas. Otras están desnudas con el concreto recién puesto. A dos años del sismo de 2017, el pueblo aún no se levanta del todo y la ayuda nunca fue suficiente para retornar a la normalidad.

Desde la escalinata del Calvario, donde gobierna El Señor del Huerto, se mira el panorama completo de los estragos. Vuelan sobre las azoteas docenas de banderas que fueron puestas días después de la tragedia.

Foto: Daniel Camacho

Las torres de la iglesia a la virgen de Los Ángeles, se mira cuarteada y el techo del Calvario tapado con una carpa sobre el techo.

A pie de calle, la realidad de los estragos son más evidentes. Montículos de adobe, tabique y casas deshabitadas se replican de norte a sur.

Aquí en Joquicingo se cuantificaron más de 150 casas destruidas y aquellas que no cayeron, fueron derribadas por las autoridades por el riesgo.

Hace dos años por las calles desfilaban docenas de voluntarios, quienes duraron varios meses levantando escombro y repartiendo agua, comida y cobijas a los afectados. Hoy se han ido. El tianguis ha vuelto a su normalidad y el semblante de las personas con esa tristeza que queda de un luto, pero ya hay un poco más de normalidad.


LOS HERMANOS

Frente a una vivienda pintada en su fachada en azul y rojo, los hermanos Rutilo y Román Guzmán descansan sus pasos. Ambos lucen una edad cansada.

Foto: Daniel Camacho


Dicen haber vivido como "el fin del mundo" el día del sismo.

"Yo estaba en la esquina, corrí hasta aquí y me agarré de la mesa", recuerda don Rutilo.

Su hermanos Román hizo lo mismo, nos estaban en la calle León Guzmán a la hora del terremoto. Su casa resistió el embate de la naturaleza, pues no cayó, solo unas fisuras que fueron tapadas con esa pintura que luce la vivienda.

Foto: Daniel Camacho

"Aquí en esta calle se cayeron como diez casas, así a lo largo", agrega don Román.