Ante las presiones realizadas para pedir la interrupción legal del embarazo, el Cardenal monseñor Felipe Arizmendi, señaló que el aborto no es quitar un tumor maligno sino es destruir, matar y asesinar un ser humano.
Aunado a esto, el también obispo emérito de San Cristóbal de las Casas, explicó que en los últimos días se han escuchado algunas voces pidiendo la total liberalización del aborto, como un derecho de la mujer por lo que dijo que no sólo las mujeres embarazadas tienen derechos, sino también los no nacidos.
“Los defenderemos, aunque nos tilden de retrógrados y antifeministas, aunque no lo somos, solo defendemos los derechos humanos de ellos y de ellas; por eso, tampoco las criminalizamos, sino que tratamos de comprenderlas y apoyarlas para que salgan adelante, ellas y sus recién concebidos”, declaró.
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De igual forma, mencionó que hoy día existen muchas instituciones de la iglesia que con amor reciben a sus criaturas si quieren "deshacerse" de ellas.
“No es sólo células, un cigoto, un feto, un embrión, o como se le quiera llamar, sino una persona que tiene vida, y vida humana. Es un hijo y antes de las 12 semanas, se mueve y ya se escucha su corazón”, enfatizó monseñor Felipe Arizmendi.
Con base en esto, recalcó que deshacerse de él en forma violenta es lo mismo que destruir un ser humano, mata o asesinar a un inocente.
Por esto, indicó que hoy en día ya son 21 de los 32 Estados del país que han aprobado el aborto y se justifica con consultas ciudadanas que propone incluso el mismo presidente del país, que hace más que lavarse las manos, como Pilato, en vez de asumir su responsabilidad de gobernante defensor de la vida incipiente, inocente e indefensa.
El derecho a la vida de todo ser humano no está a discusión, ni depende de consultas amañadas y parciales, fácilmente manipulables.
Ante ello, hizo un llamado a la sociedad para defender el derecho a la vida de los concebidos, pero también escuchar a las mujeres que viven situaciones complicadas y ayudar a enfrentarlas en forma positiva para ellas y para sus hijos. “Ellas y ellos tienen derechos, que se deben respetar”, finalizó.