El día pareciera que fuera cualquier otro, menos sábado o domingo aquí en la avenida Benito Juárez, porque hay faenas con personas que usan botas de hule y con escobas intentan arrastrar el agua puerca hacia las coladeras que de por sí están colapsadas.
Y la avenida Juárez de San Mateo Atenco pareciera la ficción de una película de Hollywood que habla sobre desastres naturales. Porque a lo largo de 10 cuadras lo único que se mira es camiones con bombas que succionan el agua de los domicilios y familias que intentan levantarse entre escombros de lodo y costales de arena.
"Esta es nuestra ropa de todos los días", dice una mujer para referirse a sus botas de hule y las bolsas pegadas a la cadera con la que se proteje mientras limpia el agua puerca.
La avenida Juárez debería de ser este día un corredor comercial abundante, con cientos de paseantes, marquesinas abiertas con artículos colgando, ofertas en los vitrales y finanzas sanas para los locales.
Pero por el contrario, este fin de semana fue un corredor de faenas, de levantar nuevas paredes de tabique en los andadores peatonales y topes a desnivel que eviten que el agua corra hacia otras calles e inunde más casas.
"Vamos a levantar un poco más de unos sesenta centímetros, es lo que subió el agua", explica un locatario de la avenida comercial.
Allí a lo largo, desde Paseo Tollocan y hasta la calle Francisco Javier Mina, es la zona más afectada por el agua, y que obligó a cerrar, a bajar cortinas.
Es la primera vez que el agua sube de 10 a 11 cuadras. Y eso preocupa a los locatarios. Por eso, en medio de faenas abrieron e intentaron vender.
"Abrimos para no terminar de perder más", explaya el dueño de una ferretería, quien espera a que un grupo de albañiles termine de levantar una barda frente a su local.
Cuadras atrás, en el cruce de la vialidad Las Torres las autoridades municipales y estatales casi obligados por grupos de vecinos, revisan de propia vista las condiciones de los canales que desbordaron el viernes. Les piden una solución que es casi imposible. Desviar las aguas que llegan de otros municipios cada vez que llueve.
Pero a la zona alta, donde por primera vez llegaron las inundaciones, las autoridades no llegan, solo los camiones succionadores tipo vactor.
En sus recorridos el municipio cuantificó al final del sábado 200 viviendas afectadas por las inundaciones.
Sin embargo, los comerciantes son incrédulos en esas cifras y exponen que son más los daños.
Este fin de semana la avenida Juárez permaneció cerrada, el servicio de transporte público tuvo que cambiar sus rutas y los usuarios caminaron cuadras arriba para trasladarse.
Y a lo largo de la avenida lo único constante ha sido el olor fétido de las aguas de drenaje. Con todo y ese tufo, los comerciantes abrieron: vendieron carnitas, barbacoa y tacos, echaron a la asador lo que resta de esperanza para que los clientes se aclimaten y retornen.