Cuando llega un nuevo pedido vía WhatsApp, Karina Gómez alista la bici y sale a pedalear unas cuadras. Acomoda un huacal al canasto trasero de la bicicleta para llegar con el cliente en el tiempo acordado para la entrega de unas plantas.
Su bici tiene diversos usos: es su medio de transporte para entregas de su negocio de plantas; es la unidad para ir al trabajo, pero también para salir, junto con sus amigos, a las rodadas en las que se une a otras jóvenes activistas en pro del uso de la bici.
“Hace unos seis años que uso la bici”, recuerda. Es el tiempo que lleva de activismo.
Ver distinta la ciudad
“La ciudad se ve distinta en bici”, destaca Karina, activista e integrante de Bicionarias Metepec.
Al frente del manubrio pueden ver los jardines públicos de cerca, aunque también se ha percatado de que las calles carecen de infraestructura para este tradicional medio de transporte; no hay cicloestacionamientos, pero sí un porcentaje alto de caer a una alcantarilla abierta por un vehículo motorizado.
Sin embargo, ver distinta la ciudad y el entorno urbano, es lo que la motivó a aliarse con otras chicas y salir a rodar para exigir ciclovías. Cree firmemente que es desde la trinchera del ciudadano, donde salen las obras para un transporte alternativo.
Puedes empezar desde hacer una rodada y cuando ruedas, lo haces por los estudiantes, los obreros y quienes no pueden ir.
Los proyectos de transporte alternativo están al sur de Toluca, donde ya se logró una ciclovía amigable y que está por concluirse pero el reto más grande es al norte donde la bici es casi inherente al cuerpo humano y a los traslados diarios de sus habitantes a otros municipios como Metepec, San Mateo Atenco, Mexicaltzingo y Lerma.
“No sólo es Toluca, también hay ciclistas en otros municipios que necesitan espacios para circular”, resalta.
Karina Gómez es integrante de Bicionarias Metepec desde hace seis años y ha estado en proyectos como Sana Sana, la Bici me Salva, enfocado a vecinas de Metepec para salir a rodar. Esta iniciativa tuvo como objetivo socializar entre mujeres durante la pandemia.
“Nos dimos cuenta que hay muchas mujeres que usan la bici”, explica Karina, quien arremolina otros proyectos, como recorridos en bici para impulsar el turismo y hacer un corredor para jóvenes. La activista recorre a diario un promedio de 15 kilómetros en bici y usa rutas de Metepec y Toluca.
Obras y activismo titánico
Hace unos días Dante Álvarez, arquitecto y activista toluqueño, escribió en las redes sociales de la asociación Cometa ciertas observaciones al manual sobre el trazo del espacio urbano difundido por el gobierno del estado. Dejó claro que se siguen cometiendo errores de construcción de vialidades sin democratizar el espacio.
El texto tuvo resultados y el gobierno debió corregir su manual, pero Dante lamenta que se sigan exponiendo los errores para que las autoridades den cabida al transporte sustentable y alternativo.
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“No se puede negar la buena intención y la necesidad de contar con un manual, y en el mejor de los casos una norma para mejorar la obra pública, ya que funcionarios y contratistas siguen cometiendo los mismos errores desde el siglo pasado; calles inaccesibles y peligrosas para peatones y grupos vulnerables, espacio público e infraestructura ciclista escasa y de mala calidad, así como falta de arbolado urbano”, cita Álvarez en su texto.
Al igual que Karina de Bicionarias, el arquitecto y activista toluqueño atribuye al activismo ciudadano la mejor forma de crear espacios públicos democráticos con prioridad a los peatones y ciclistas.
Es la participación ciudadana la que detona los cambios, el gobierno hasta que no tiene una presión, actúa.
El urbanista inició sus acciones en el activismo de transporte alternativo en 2012, con la iniciativa del Metrobús Toluca Ya, del cual resultaron modificaciones a la Ley de Movilidad en 2014.
Fue también la primera vez que los ciudadanos solicitaron para Toluca un sistema BRT con rutas directas, lo cual hasta la fecha se sigue pidiendo.
Acercamiento con ciudadanos
Dante Álvarez expone que las asociaciones civiles y colectivos que surgieron en el valle de Toluca han sido para cambiar las políticas públicas de los gobiernos y motivar un cambio de paradigma en el desarrollo urbano.
“Falta mucho la profesionalización de los tomadores de decisiones, no hay perfiles en los directorios del gobierno para estos temas”, asegura el especialista.
En nueve años de activismo, Dante explica que ha visto que la presión social ha obligado a la capacitación de los gobiernos y que estos cambien su agenda, lo cual ha dado como resultados obras como la ciclovía de Miguel Hidalgo, obra que cruza el centro de la capital mexiquense.
También programas como el de Huizi Toluca y la ciclovía en construcción de Paseo Colón. “El éxito de los gobiernos va a depender del acercamiento con los ciudadanos”, reiteró Álvarez.
Lucha a largo plazo
Para Dante Álvarez el activismo ha logrado proyectos que han cambiando la ciudad pero hacen falta otros, pues considera que la lucha por la movilidad es a largo plazo.
“Te das cuenta que formas parte de una ola. Pero cuando inicié pensé que estábamos descubriendo el hilo negro”, recuerda Dante.
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Y así, han nacido otros colectivos. A la fecha se cuantifican de 15 a 20 agrupaciones ubicadas en el valle de Toluca. “Ya hay más participación ciudadana. La ideología de los activistas es la nueva militancia”, expone el especialista.
Entre las organizaciones sociales, colectivos y asociaciones civiles que tienen un actuar constante están Fundación Tláloc, la Red Mexiquense por la Movilidad Sustentable (Rememos), Bicionarias, Cometa, No Al Tarifazo, Metrobús Toluca Ya, Movilidad para Todos y otras de reciente creación como Sí a la Ciclovía, que se integra de varios colectivos.
Falta por mover
El proyecto de Mario Molina fue un programa de cinco rutas BRT que en su momento planteó el mismo gobierno y plantea construir corredores urbanos que se conviertan en calles completas. Álvarez explica que parte de estas rutas es la vía José López Portillo que conecta con el norte de Toluca.
“En tiempos de (Fernando) Zamora (exalcalde de Toluca), hubo ciclovías al norte pero no tenían trazo correcto. Los BRT serían el corredor urbano para la zona norte”, comenta el urbanista.
La ruta BRT obligaría a que haya “calles completas”, es decir, integrar transporte público con ciclovías, andadores peatonales, espacios verdes y se respete la jerarquía de la movilidad. Otras rutas que considera el proyecto Molina son Paseo Tollocan y Adolfo López Mateos. Todos estos corredores deberían verse como calles completas.
“Si así se hiciera, en pocos años a Toluca no la reconoceríamos”, expone el urbanista de la UAEMéx.
El último empuje ciudadano
Las adecuaciones a la avenida de Paseo Colón para la construcción de la ciclovía fueron uno de los proyectos más polarizados para el transporte alternativo debido a los obstáculos administrativos y de consenso.
Desde la propuesta del diseño, a principios de 2020, como una ciclovía emergente durante la pandemia, la obra se enfrentó con obstáculos por incumplimiento de estudios técnicos, el transporte público y vecinos que se oponían. Ahora ya está prácticamente concluida.
Se trata de un tramo de 4.1 kilómetros que se conectará desde el cruce de la calle Miguel Hidalgo, en el centro de Toluca, hasta la Calzada al Pacífico, en la entrada a la delegación de Capultitlán. En su trayecto cruza las avenidas de Morelos, Venustiano Carranza, Paseo Tollocan y la vialidad Solidaridad Las Torres.
Se construyeron rampas a nivel de piso para usuarios de transporte público, lo que evita la invasión de vehículos motorizados.
Si bien este proyecto está casi concluido, las inconformidades continúan en la ciclovía de Isidro Fabela. “Mientras no haya esta voluntad política, no se podrán aplicar estos cambios”, concluye Dante Álvarez.