En San Pedro Arriba los lunes no son así, con tanto alboroto en la plaza y las calles. Pero hoy sepultaron a Jalix, una jovencita apenas adolescente que no tuvo opción de defenderse porque la privaron de su vida en su propia casa.
"Ya no hay paz, ni en la propia casa están a salvo", expresa una prima de Jalix. Y la joven de 17 años aparece en los retratos y cuadernos que cargan sus dos hermanas rumbo a la iglesia.
UNA MAÑANA INESPERADA
El sábado pasado Jalix se quedó sola en su casa y allí la fueron a atacar, explica Daniel Rubio, su padre.
Eran cerca de las 7:10 horas cuando Daniel Rubio junto con sus otros hijos rumbo a la Ciudad de México para abastecer de material el negocio de comercio que tiene la familia.
Jalix debía encargarse de la tienda e ir al molino, esa había sido la instrucción de su padre.
"Le dije: nos vemos hija, párate y hay te encargas de la tienda", dice el hombre casi de la tercera edad, con pocas palabras sin saber qué sentir, ni qué pensar.
Alrededor de las 15:00 horas Daniel Rubio regresó a San Pedro Abajo, sin saber que los peritos de la Fiscalía mexiquense solo lo esperaban a él para que autorizara el levantamiento del cuerpo de su hija.
“En la base de taxis me preguntaron qué pasó, dicen que hubo algo en tu casa”, recuerda.
“Al llegar me encontraron y me dijeron: fuerte compadre, y fue que supe lo que había pasado”, añade don Daniel.
CARAVANA DE LLANTO
En el domicilio de la familia Rubio desde el domingo no han parado de entrar y salir personas, levantaron una sobre el patio y han entrado de uno en uno al cuarto donde está tendido el cuerpo de Jalix. Le echan incienso con el copalero, se persignan y dan la vuelta. Mientras que casi enjutos, una orquesta toca canciones en el mismo cuarto.
“Aquí así es la tradición”, afirma un grupo de mujeres que afuera en el pasillo, donde están las sillas y el resto de los visitantes, deshace flores y las echan a unos canastos.
Las hermanas de Jalix están en el cuartito con las libretas abrazadas. Las atesoran como lo poco que queda de su hermana.
En un cuarto instalado en una planta más baja, está la habitación donde fue hallada Jalix. Aún hay cintas de los peritos y dos veladoras en la entrada.
“Allí sí está prohibido entrar”, dice Daniel Rubio, mientras da las entrevistas a los reporteros que llegaron.
DOBLE FEMINICIDIO
En otras partes del mundo, pareciera que es imposible hablar de un doble feminicidio en una misma familia y en tiempos distintos. Pero en San Pedro Abajo, aquí en el estado de México, la familia Rubio lo ha vivido.
El 9 de mayo de 2020, Maicha Pamela, de 16 años, sobrina de Jalix, también fue asesinada. Ambos casos coinciden en lo más inexplicable para un perito. Dos años después ha ocurrido lo mismo. Y narrar feminicidios, también se repite en el estado de México.
INJUSTICIAS
En la caravana van las dos hermanas de Jalix con las libretas y una foto al frente de la caravana. Es un recorrido largo que llegó hasta el panteón de Temoaya. Ambas jóvenes lloran y al igual que su padre, no saben qué pensar, porque saben que la muerte no se piensa así.
“A las autoridades ahora no puedo exigirles justicia, porque los delincuentes se escapan, se van”, dice Daniel Rubio, antes de sepultar a su hija.