Insultos, amenazas y golpes, son algunas de las acciones por las que los hijos pueden demandar a sus padres debido al daño emocional que les causaron en su infancia, informó Alejandro Gutiérrez Cedeño, maestro en Psicología de la Salud y coordinador del Centro de Estudios y Servicios Psicológicos Integrales de la Universidad Autónoma del Estado de México (UAEMéx).
Al referir que en la actualidad es más común que inicien procesos legales en contra de sus padres debido a los daños socioemocionales generados en su infancia y adolescencia, el especialista en salud mental sostuvo que, en generaciones anteriores, era común que se golpeara, amenazara o humillara a los hijos, como una forma de corregir comportamientos considerados impropios, sin importar el daño físico y emocional que pudieran causarles.
Esto ha causado baja autoestima e inseguridad en las víctimas de esta violencia en su etapa adulta, razón por la que los procedimientos legales en contra de padres y madres ha ido en aumento.
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"La conducta más común, por supuesto, es amenazar al hijo y que además de la amenaza haya insultos, esto de los insultos está asociado al lenguaje violento y obseno, hoy en día, lo que antes pareciera ser chiste y broma, ahora también se considera un tema de violencia y eso es importante.
"Otra cuestión es cuando ciertos gustos o preferencias por la recreación, el deporte, la cultura, las artes o los estudios, loa papas hacen una serie de comentarios que pudieran ser considerados de desprecio y eso también es importante por el daño emocional que se genera en las y los niños", sostuvo Alejandro Gutiérrez.
El no marcar límites concretos y dejar a los hijos hacer su voluntad, sin importar el posible riesgo de sus acciones, también se considera maltrato, así como el no reconocimiento u descalificación de sus habilidades artísticas, culturales, motriz, filosófica, social o urbanista.
Cualquier tipo de burla o crítica también es considerada maltrato, sobre todo aquella que ridiculice y humille al menor, y podría agravarse cuando estas se realizan con claro intento de exponerlo ante personas terceras.
En consideración del especialista, la agresión física y emocional puede causar baja autoestima, una autopercepción errónea, timidez, incapacidad de socialización y de funcionamiento del contexto socio-operativo y la pérdida de seguridad.
"Hay que ser muy cuidadosos, en las formas, en las maneras y sobre todo con el trato digno hacia nuestros pequeños y pequeñas, para no causarles una herida emocional que le cueste su propia autoestima cuando lleguen a su vida adulta", mencionó el entrevistado.
En este sentido, exhortó a los padres de familia, tutores, así como cuidadores de niños, niñas y adolescentes, a tomarse unos segundos cuando hay una situación que podría causar la pérdida del autocontrol, enojo o alteración.