Ser diablero no es una tarea nada fácil, pues además de maña, se requiere de honestidad, ganas pero muchas ganas de trabajar y producto de “gallina” o valor mexicano, coincidieron estibadores de la Central de Abastos, al compartir parte de su cotidiana labor.
“La labor del estibador comienza desde la media noche, pero el trabajo fuerte es de las 4 a las 10 de la mañana, ya después la actividad baja”, señaló Julián Ricardo Guzmán, uno de los estibadores con más edad de la Central de Abastos de Toluca.
Acompañado por Luis Manuel Calderón, representante de los estibadores de este centro de venta, platicaron que su inicio data de hace poco más de 30 años primeramente en el antiguo Mercado 16 de Septiembre y posteriormente el Mercado Juárez.
“Cuando comenzamos éramos no más de 25 estibadores y trabajábamos en el 16 de Septiembre, después nos dividimos en dos grupos y ya éramos casi 60 entre los dos mercados”, indicó Luis Manuel Calderón.
Ya en la actual Central de Abastos, dijo, llegaron un grupo de 260 estibadores y en la actualidad con casi 30 años de estar en este centro de venta, el gremio está conformado por 725 personas divididas en tres grupos.
Reconocieron que la pandemia les ha pegado en su actividad y por ende, ya no es lo mismo que ganaban antes, sin embargo, son pesos seguros.
“En este trabajo no hay sueldo como en una empresa, aquí como trabajas ganas, por lo mismo hay mucha gente que viene trabaja y se va a estudiar”, recalcó don Julián.
De hecho, mencionó, el representante de los estibadores, que de este gremio han salido muchos profesionistas, tales como médicos, abogados, ingenieros, boxeadores y hasta un regidor.
Al ser cuestionados sobre los requisitos para ser un diablero o estibador, aseguraron que son muy simples: voluntad, muchas ganas de trabajar y valor mexicano o producto de “gallina”.
“Quien quiere ser diablero tiene que tener muchas ganas de trabajar, debe ser honesto porque los clientes nos confían su mercancía y además fuerza porque no es tarea fácil”, agregó Luis Manuel Calderón.
Una vez que toman su “diablito” y comienzan a laborar, recalcaron, también se va a requerir mucha maña, pues eso es esencial para desempeñar dicha labor.
Dieron a conocer que no existe una cuota fija por viaje y generalmente, eso depende mucho de su “patrón” que es el dueño de la mercancía, de tal suerte que les pueden dar desde 50 a 100 pesos, según la carga.
Como en todo, narraron, existen accidentes en su labor que pueden llegar a provocar desde una luxación lumbar, torceduras, fracturas hasta la muerte del trabajador.
“Conducir y manejar el diablito tiene su chiste, no solo es cargar y ya, además implica sus riesgos sobre todo en las rampas en tiempo de lluvias”, recalcó el líder de estibadores.
Con tan solo un “diablito”, dijeron, se puede llegar a cargar hasta una tonelada de peso, de ahí, el riesgo de sufrir un accidente.
“Un diablero puede cargar hasta 30 cajas de jitomate que pesa 28 kilos cada caja, a eso agrega el peso del mismo diablo que es de 60 kilos o hay quienes cargan hasta 15 cajas de melones”, aseveró don Julián.
Cabe señalar, resaltaron, que para esta labor es necesario portar siempre una faja que sirve como soporte muscular y te ayuda a no sufrir una lesión considerable por la carga.
Finalmente expresaron que no existe un Día del Estibador, pero han tomado el 12 de diciembre, Día de la Virgen de Guadalupe, para festejarlo con una ceremonia religiosa y después con un almuerzo o comida.
“Solo quienes vienen a la Central de Abastos saben de nuestra labor y aunque algunos si la reconocen, la mayoría de la gente no. Es bueno que sepan todo lo que hacemos”, finalizó Luis Manuel Calderón.