Metepec, México.- A mitad del camellón de la avenida José María Pino Suárez, sobrevive desde hace años una figura sobre el tronco de un viejo árbol, a la que los creyentes la asemejan a la Virgen de Guadalupe.
La imagen ahora luce desgastada pero hace 30 años dio paso al milagro de la fe.
"Hace pocos años le vinieron a hacer su altarcito, pero ya no viene gente como antes", explica el jardinero del camellón en Pino Suárez.
La figura es conocida como la "Virgen del árbol", la cual se cuenta se dibujó con el desgaje del fresno que la alberga. Así comenzó la devoción.
Los peregrinos llegaban por grupos a depositarle flores, milagros, veladoras y rezos, cuenta el jardinero.
"Cada domingo se le hacían misas, le dejaban ofrendas y hasta hoy la celebran cada doce de diciembre", relata el creyente.
La figura en momentos de mayor fervor ha sido adornada con flores artificiales, que ahora lucen descoloridas.
También para darle mayor presencia se colgó un cuadro con la imagen de la Guadalupana con marco de madera. Se pegaron un par de manos hechas en barro clavadas en alambre, a las que se les desprendieron ya los dedos.
Un juego de luces artificiales adorna el pedazo de tronco seco. Tampoco sirven y sólo han quedado como recuerdo.
"La gente venía y le pedía por su salud, por eso se han mantenido, porque algunos siguen viniendo aunque ya no se distingue bien la figura".
Los destellos de luz y la corona de la virgen fueron asemejados con lámina color oro, para que se mirara más real, aclara el cuidador.
Sobre la base del fresno, los creyentes construyeron una pequeña capilla de cemento de un metro cuadrado, al interior instalaron otro cuadro de la Morenita y en cada esquina al exterior flores como depositarios.
Como ocurre en distintos puntos de México, la fe motivada por el sincretismo religioso levanta estos altares. Los hay en carreteras, cerros, cuevas, ríos y en avenidas como Pino Suárez, donde el capricho de la naturaleza creo este nicho de fe.
Aunque para la mayoría de quienes visitan aún a la Virgen del Árbol, es más un acto de fe y un milagro, el que haya aparecido.