Aunque el Semáforo Epidemiológico del Estado de México permanece en color naranja por el nivel de riesgo al contagio de Covid-19, bares y restaurantes en diversos puntos de la ciudad de Toluca operan ya al 100%.
Así lo denunciaron vecinos de la colonia San Bernardino de la capital mexiquense, pues bares como el Krull, ubicado en la avenida Morenos y dedicado al karaoke, ya funciona hasta altas horas de la madrugada y a lleno total, mientras los restaurantes aún lo hacen 30% de su capacidad.
Uno de los problemas es que el local no tiene buena ventilación, pues es cerrado y por tanto, los clientes tienen que salir a fumar a la calle, en plena banqueta y, por supuesto, lo hacen sin usar cubrebocas poniendo en riesgo a los transeúntes.
Sara López, vecina de esa calle, comenta que por años han presentado quejas al ayuntamiento por el ruido excesivo de este sitio, pues altera el descanso de los vecinos que, sin importar la falta de sueño, al día siguiente tienen que salir temprano a trabajar, incluso ahora con la contingencia sanitaria.
Explicó que durante la fase de riesgo alto de la pandemia, el bar dejó de trabajar aunque sí cambió de giro, pues ofrecía desayunos, comidas y cenas con entrega a domicilio o en la modalidad para llevar.
“Nunca pudimos saber si este cambio de actividad lo hicieron con permiso del ayuntamiento, pues se solicitó información que nunca nos proporcionaron, pero al menos no tenían el local lleno y pudimos descansar sin ruido excesivo por las noches”, señaló.
Se trata de un local que no tiene ninguna medida de contención del ruido y utilizan bocinas de alta potencia para que la gente pueda sentir que está en un escenario de verdad y en concierto como los cantantes profesionales, por eso se escucha hasta a una cuadra de distancia.
Sin embargo, lo que más preocupa a los vecinos es que no se respetan las medidas de prevención, pues aunque los clientes llegan a la puerta del local con cubreboca, en cuanto entran y comienzan a consumir cerveza y alcohol los olvidan en la bolsa o sobre la mesa.
A eso agrega que no tienen estacionamiento y muchos clientes entran y salen para verificar que sus coches estén aún en la calle donde los dejaron y que no hayan sido vandalizados, lo cual era recurrente antes de la pandemia pero no ha ocurrido en los últimos meses.
Por todo ello, piden a las autoridades municipales dejar de proteger negocios de este tipo, tanto por el riesgo de la pandemia como por la tranquilidad de los vecinos, y obligarlos a tomar medidas para reducir el ruido definitivamente.