La pandemia del virus SARS-CoV-2 ha dejado protocolos sanitarios establecidos para esta nueva normalidad, y en Valle de Bravo, los prestadores de servicios turísticos se han preparado para contener y prevenir posibles contagios.
Pues al ser un municipio donde el turismo es la principal actividad económica, la activación de ésta debe de ir de la mano con la seguridad sanitaria que exigen estos tiempos.
Por ejemplo, desde el pasado 6 de julio, cuando el Gobierno del Estado de México reactivó las actividades comerciales para ayudar a la economía familiar, los prestadores de servicios gastronómicos han procurado la higiene en sus establecimientos.
Sanitizaciones constantes, la aplicación del gel antibacterial, la toma de temperatura al ingresar al establecimiento de comida y el aforo restringido al 30% o 40% han sido algunas de las estrategias empleadas por los restaurantes del Pueblo Mágico.
Incluso en éstos, la profesionalización de sus chefs, meseros y bartenders han sido más rigurosas, desde cómo desinfectarse al preparar y llevar los alimentos, hasta cómo envolver los utensilios en plásticos desechables para evitar su contacto con superficies no sanitizadas.
También, los prestadores de servicios de hospedaje han tenido que aplicar nuevos mecanismos de seguridad sanitaria para fomentar el turismo responsable entre los visitantes al municipio del sur mexiquense.
La limpieza en sábanas, toallas, camas y almohadas ha reinventado la profesión de quienes se dedican a esta actividad, exigiendo su cumplimiento para seguridad tanto de los visitantes como de quienes ofrecen el servicio.
En las cooperativas de lanchas, además de obligar a todos sus trabajadores y clientes a usar el cubrebocas en los paseos por la presa Miguel Alemán, se han ajustado para llevar a no más de 10 tripulantes por navegación, pues la sana distancia debe ser prioridad para disfrutar de los paisajes naturales.
De igual forma pasa con los prestadores de servicios turísticos dedicados al vuelo en parapente, paseo en raizar y cuatrimoto, stand up, esquí, kayak, vela, y demás actividades de recreación que se pueden realizar en Valle de Bravo.
Estos, al ofrecer un servicio de deporte extremo en el que necesariamente las personas deben de estar en contacto en superficies que comparten con otros, los protocolos de seguridad sanitaria se deben aplicar en más de una ocasión al día, las que amerite la cantidad de trabajo.
De esta forma, la reactivación económica en este Pueblo Mágico y la seguridad sanitaria han tenido que fusionarse para garantizar la estabilidad de los vallesanos, visitantes, y residentes de origen del turismo.
Hasta el 2016, el GEM reportó que en este municipio había 2 mil 706 unidades económicas, con 8 mil 893 personas trabajando en ellas.
De estas, 87 son restaurantes y 105 hoteles, de acuerdo con el documento "Información Socioeconómica Básica Regional del Estado de México".