Las cruces de pericón son utilizadas para que San Miguel no permita la entrada del diablo a las casas de los creyentes la noche del 29 de septiembre. Esta es una tradición que se niega a morir en este municipio.
Se trata de una antigua costumbre que se usaba para proteger las cosechas y las casas contra los malos espíritus, pues cada 29 de Septiembre, según la creencia San Miguel persigue incansablemente a Satanás, el cual fue expulsado del cielo y durante su huida recorre las calles intentando entrar a los domicilios.
“Esta tradición es desde hace años, yo estaba chiquita cuando mi mamá me llevaba al monte a cortar la flor de pericón y junto con mis hermanos las hacíamos y poníamos en las puertas y ventanas de la casa para que no entrara el diablo”, asegura Rosario, una creyente.
Por ello, decenas de comerciantes se postran sobre las aceras de la localidad donde ofertan las cruces en tres por diez y dos por cinco pesos.
Doña Bernarda originaria de Tecomatepec, Ixtapan de la Sal, hincada sobre un nailon color negro, explica que la flor de pericón la van a cortar desde días antes en los cerros de su comunidad.
Mientras realiza un nudo con un trozo de laso color azul, indica que esta flor la deben de colocar en forma de una cruz a la media noche del 28 de Septiembre, para amanecer 29 que es la tradición de San Miguel, para que el diablo no haga de las suyas.