Siempre a un lado de camionetas repletas de fruta de temporada, se colocan puestos ambulantes que se dedican a la venta de sidra a un precio muy accesible para los bolsillos; aunque el producto aparentemente luce sellado, ninguna autoridad ha revisado si realmente el contenido cumple con los estándares de calidad.
Derivado de un recorrido realizado por varias carreteras de la ciudad de Toluca y debido a la cercanía del 24 de diciembre, se constataron varios puntos de venta de sidras en plena vía pública, principalmente en camionetas.
Los anuncios refieren específicamente la venta de sidras baratas para el brindis de Navidad, “la grande o pata de elefante como se le conoce vale 60 pesos jefe, pero solo aquí, porque en la vinatería vale como 120 pesos”, comentó uno de los que atendía un negocio rodante ubicado sobre Paseo Matlazincas.
Estos negocios generalmente nunca son molestados por las autoridades correspondientes para saber si el producto no está adulterado, “mira, es muy fácil detectar una bebida adulterada, si su precio está a la mitad del precio normal, es obvio que se trata de una bebida de dudosa procedencia y por lo mismo no la tienes que adquirir”, comentó el presidente de la Academia Mexiquense de Medicina, Víctor Torres Meza.
Al respecto, la Secretaria de Salud, a través de la Comisión para la Protección contra Riesgos Sanitarios del Estado de México (Coprisem), implementó el programa de prevención de venta y consumo de alcohol adulterado, mismo que consiste en la verificación de 400 establecimientos que se dedican a la venta de estas bebidas.
Los negocios revisados, indicaron las autoridades, son centros cheleros, centros botaneros, restaurantes, discotecas, bares y cantinas. Dichas acciones, añadieron, tienen como objetivo reducir riesgos a la salud a causa de la ingesta de bebidas alcohólicas adulteradas, así como concientizar a la población de los efectos adversos.
Ante ello, dicho organismo recomienda adquirir este tipo de bebidas en comercios establecidos, olfatear el aroma del líquido, revisar que cuenten con sellos de normatividad, que sean visibles los hologramas de autenticidad, que la tapa esté en buen estado sin raspaduras ni abolladuras, además de evitar comprar botellas en vía pública, mercados o tianguis.