En estas fechas de inicio de calor una de las situaciones preocupantes es el incremento de avistamientos de reptiles venenosos, entre ellos las víboras de cascabel, una de las especies más temidas, pero indispensables en su ecosistema.
La mayoría de reptiles y anfibios son de sangre fría o ectotermos porque la temperatura de su cuerpo depende del ambiente, lo que los limita a que se distribuyan en zonas cálidas, tropicales y áridas.
No obstante, tras terminar la temporada de invierno que es cuando están más apacibles debido a las bajas temperaturas, con la llegada del calor comienzan a tener más actividad y con ello se incrementa el riesgo de tener posibles contactos con los seres humanos.
En la zona de Jocotitlán, en el Estado de México, con la entrada de la Primavera los reptiles bajan del cerro y llegan a las comunidades habitadas, por lo que la gente tiene más avistamientos, no obstante se ha impulsado la cultura de no matarlos y mejor atraparlos para regresarlos a su hábitat.
Al final quien está invadiendo su territorio son los seres humanos, ya que los reptiles ante la necesidad de buscar un mejor clima y comida se ven obligados a explorar más territorio.
También en la región se está tratando de combatir las supersticiones de la gente, como el hecho que tener el cascabel de la víbora dará suerte, con la única consecuencia de dañar al ecosistema al mutilar al animal.
Eusebio (Martínez), comunero de Jocotitlán, recomienda que en esta temporada no pasemos por pastizales altos o rocas en zonas donde exista mucha vegetación pues estos reptiles pueden encontrarse en ese lugar y podríamos sufrir alguna mordedura.
Se han presentado casos de personas que han tenido que llegar de emergencia a un hospital e incluso han perdido alguna extremidad por no tener las debidas precauciones al atrapar o manejar al reptil, de ahí la importancia de estar bien informado.
Aunado a que en los hospitales no siempre están disponibles los antídotos para combatir el veneno de todas las variedades de reptiles.