Hemos dejado de ser un país de paso, de producción y de trasiego de drogas para convertirnos en uno de consumidores, sentenció Manuel Mondragón y Kalb, presidente de la Comisión Nacional contra las Adicciones (CONADIC), al dar a conocer que la última encuesta sobre el tema reveló que la edad para iniciarse en el consumo se redujo a entre los 10 y 12 años de edad, lo cual calificó de gravísimo.
Indicó que en coordinación con el Instituto Nacional de Psiquiatría se realizaron dos encuestas, una a personas de 12 a 60 años de edad y la otra sólo de menores de edad, en donde se reflejó “un aumento al consumo de alcohol, marihuana y de otras sustancias tanto de curso legal como ilegal, pero disminuyó a 10 y 11 años de edad el inicio, y no poco”.
Señaló que hace 30 años se registraba el consumo de alcohol y tabaco y de marihuana sólo en algunos grupos marginados, mientras que la cocaína era muy rara porque costaba mucho dinero, en contraste -dijo- hoy tenemos todo: somos el primer país productor de amapola en América, el tercer productor de amapola en el mundo y ya producimos anfetaminas, aunque no las consumimos, sino las exportamos.
Manifestó su preocupación por el consumo de heroína, aunque la dispersión de su consumo es mínimo y sólo registra altos niveles en la zona fronteriza y se manifestó a favor de que no se generalice su uso hasta adquirir características epidemiológicas.
Durante la inauguración del Congreso Internacional de Justicia Restaurativa, insistió que la marihuana es la droga de mayor consumo en México y en el mundo, pues representa el 70 por ciento de todas las drogas ilegales, “por algo la fiebre de la legalización” y reiteró su oposición a la legalización para uso recreativo, porque dijo no querer ver a los niños y adolescentes fumando marihuana, pues además de adictiva es la puerta de entrada al consumo de sustancias más fuertes.
Mondragón y Kalb subrayó que la adicción es una enfermedad mortal y en los menores de edad el impacto y los efectos son mucho más graves y a veces irreversibles.
Reconoció los beneficios de la justicia restaurativa y externó la posibilidad de que esta práctica abarque un mayor número de beneficiarios, pues alrededor de 70 por ciento de la población carcelaria está procesada por delitos no graves y muchas veces cometidos bajo el influjo de sustancias psicotrópicas, por lo que se pronunció por incorporar tratamientos de rehabilitación, educación y reinserción social en los penales y ofreció el apoyo de la CONADIC en este proceso.