La temporada de estiaje comenzó durante los primeros días del mes de enero en Valle de Bravo, donde los ríos comienzan a bajar el caudal de agua.
A pesar de que aún el invierno está presente y de que se ha registrado lluvias y hielo en las partes altas de la cuenca, poco han beneficiado al caudal de los ríos de este municipio.
Uno de los ríos que más reciente el estiaje es el Tizates, el cual se desprende de los manantiales de las Ouijas y las Flores en lo alto de los cerros de Tres Puentes y Los Tizates.
Este afluente es uno de los siete cuerpos de agua que nutren a la presa de Valle de Bravo y es el único que atraviesa la mancha urbana de la cabecera municipal con el agua al intemperie.
El caudal del agua del río Tizates no superó los 20 centímetros de profundidad en los tramos de río más angostos que tiene en sus cuatro kilómetros de recorrido por el pueblo de Valle de Bravo.
Y desde que empezó el 2024, el nivel de cantidad de agua ha bajado hasta los 15 centímetros de profundidad.
La temporada de estiaje se caracteriza por ser una de las más secas del año, y, de manera natural, el calor y la temperatura ambiente merman la cantidad de agua que sale de los manantiales y corre por los ríos hasta su desembocadura en la presa.
Sin embargo, el estiaje comienza con la entrada de la estación de la primera, a mediados del mes de marzo, por lo que en este año parece que se está adelantando.
Otros ríos donde ya se empieza a ver los estragos del estiaje es el río Molino, el cuál forma la cascada "Piedra del Molino" y que baja desde lo alto de Los Álamos hasta la localidad de Sotavento, en la presa.
El caudal del río se ve tan disminuido que, las piedras que forman la cascada ya se pueden apreciar en casi su totalidad, cuando, en temporada de lluvias se pintan de la blanca espuma que genera el agua en caída.