La pandemia del COVID-19 ha generado un fuerte impacto en las ventas de los artesanos de Temascalcingo. En este municipio quienes se dedican a elaborar artículos de mimbre cada vez venden menos y temen que conforme avance la contingencia el golpe sea mayor.
Uzziel Núñez explica en entrevista que la emergencia les afecta mucho, pues viven de sus ventas y cada vez tienen menos clientes. Ellos no pueden quedarse en casa: o venden o no comen, así que están obligados a salir a las calles de este municipio a buscar clientes.
La familia Núñez tiene un negocio en el centro de esta demarcación donde elabora y vende muebles rústicos de vara y mimbre como: salas, comedores y artículos como canastas. Tradicionalmente tienen ventas, los buscan por internet, pero la pandemia del COVID-19 les ha comenzado a pegar muy fuerte.
Uzziel explica que la contingencia les ha disminuido las ventas, pues de 50 a 60 canastas que vendían tradicionalmente a la semana, ahora solo llegan a unas 20, y de las salas, que es lo que más les compran, que llegaban a vender hasta dos por semana, a veces no les compran ninguna.
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“Nos ha pegado bastante, teníamos ventas programadas, la mayoría de las ventas son por internet que nos contactan, les mandamos muestras de modelos de salas y comedores, de canastas y la gente los elige. Los llevamos a donde indiquen, y dependiendo de la distancia se les cobra algo.
“Las salas son lo que más se vende: a veces unas dos por semana y pedidos de canastas de 50 a 60 piezas, pero con la emergencia a veces vendemos una o ninguna sala y de canasta unas 20. Ahorita no tengo pedidos y voy a salir a buscar nuevos a florerías, a tiendas de regalo”.
La venta de muebles de mimbre: una tradición
El mercado principal para la familia es en Temascalcingo, aunque también venden algo a municipios cercano, sobre todo salas y comedores y en Zacatecas un cliente cada dos meses les compraba. También les hacen pedidos de demarcaciones como: Tepotzotlán y Ecatepec.
La familia lleva elaborando esos muebles por más de una generación: es un trabajo familiar que inició su papá Miguel Ángel, el primero que aprendió a hacer muebles y canastas y ha heredado esa labor a su hijo.
El material lo consiguen en ríos, presas, a veces en llanos y en lugares donde hay agua, pues es, explica, una planta que crece muy cerca del agua y se abastecen principalmente de Michoacán, Estado de México, Guanajuato y Querétaro.
“Salimos por el material hasta que lo encontramos y una carga considerable la tenemos lista en unas horas. Después de recolectar la llevamos al taller, ahí hay un horno, como un bote de tamales que se tapa con plástico y se deja al fuego unas horas y posteriormente y se pela una por una.
“Se catalogan por el tamaño, el grosor y la flexibilidad; la vara gruesa se separa, se cepilla y la chiquita se aparta para bases y canastas. Nosotros hacemos una sala en un día y medio, la trabajamos dos personas y una canasta en 15 minutos”.
La sala tiene garantía de hasta 10 o 15 años, con material 100 por ciento mexicano, aunque hay otra vara que compran de importación, pero la venden en dólares y subió al 45%, pero solo para trabajos especiales, cuando el cliente les pide más durabilidad, pues su garantía es de 20 años. Todo su material es biodegradable.
Su oferta incluye la sala pequeña con dos sillones individuales, uno para dos personas y una mesa que cuesta 3 mil 900 pesos más gastos de envío, mientras la grande tiene un sillón para tres personas, uno de dos, uno individual y la mesa de centro por 4 mil 900 pesos.
En el caso de las canastas se venden por juego o por pieza van de 100 a 250 pesos, de acuerdo con el tamaño o modelo. Las más grandes pueden ir de 300 a 500 pesos.
En Temascalcingo son unas 10 familias quienes se dedican a esa actividad, aunque han detectado que hay muchos intermediarios que les afectan, por lo cual ahora buscan ventas directas y mejores precios.
Refirió que los ha apoyado una asociación civil de mujeres llamada Potencializando México que les ha enseñado de ventas, mercadotecnia, pero hasta el momento no han tenido apoyos económicos de autoridades, por lo cual sería un gran apoyo si el gobierno los respalda, pues advirtió que los artesanos podrían ser la base económica para el país.
Riesgos
Uzziel Núñez dijo que la contingencia implica un riesgo de mayores pérdidas, pues en estos momentos no saben si habrá ventas, están en un punto incierto, pero tienen que salir a buscar el sustento.
Por ello pidió que las autoridades no se olviden de ellos, de los artesanos, que apoyen su actividad diaria, la cual es su sustento, pues si no venden, no comen.
“Un llamado a que el gobierno apoye, que ponga atención a los artesanos, a los que vamos al día porque no tenemos un sustento base. Cualquier apoyo será importante y a la gente le pedimos que no deje de apoyar a los artesanos”.
Anticipa que la situación puede ser más difícil, pues la emergencia va creciendo y cada día salen más casos de coronavirus.
Ellos han tomado algunas medidas como viajar de madrugada o muy temprano para regresar y salir lo más pronto posible, evitar contactos, usar gel antibacterial, cubre bocas.
El apoyo que a su vez pueden ofrecer es hacer algunos descuentos para que se animen a comprarles. Pide visitar su página Artesanias Uzziel y pedidos al Whats App 7121007457.