Calixtlahuaca y su iglesia en el panteón, joyas toluqueñas del pasado

Filiberto Ramos

  · martes 25 de julio de 2017

Toluca, México.- Como si estuviera ajena al entorno que le rodea y en apariencia como una edificación muerta, luce la antigua iglesia del panteón de Calixtlahuaca. Pero al mirarle más a detalle el templo parece hablar y decir entre su silencio lúgubre que ahí nació la historia del pequeño pueblo de los antiguas comunidades indígenas que se asentaron hace siglos allí.

Las calles del pueblo ubicado a espaldas del cerro El Tenismo, entre el Toloche y la Teresona, lucen siempre con pasividad, contrastante al bullicio del centro de Toluca que está a unos 5 kilómetros de Calixtlahuaca.

En la calle Libertad, y a las afueras del poblado, rodeada en su frente de milpas y a sus espaldas de casas a medio construir, se encuentra esta iglesia, que data de hace varios siglos atrás, y que posiblemente se construyó encima de un centro ceremonial de los antiguos habitantes de la delegación, según la documentación que existe sobre la edificación y las vagas historias que cuentan los habitantes del lugar.

"Desde que tengo memoria ahí está la iglesia, ya tengo yo setenta años y me contaban mis papás que ya estaba cuando ellos eran chicos, por eso no es fácil decirle cuántos años tiene", relata Paula, una anciana dedicada a la venta de flores frente a la iglesia principal, ubicada en la plaza delegacional.

Los más viejos de Calixtlahuaca tienen vagos recuerdos de su construcción, pero según sus recuerdos, ahí se celebraban las misas antes de darle sepultura a los fallecidos.

"Antes el padre daba su misa allá y luego ya enterraban a los difuntitos, era más bonito despedirlos así, pero ahora ya está cerrada", dice entre sus lamentos la mujer.

El templo está instalado al fondo del panteón, hasta su entrada conduce un corredor de empedrado desgastado de unos 100 metros que cruza lo largo de las cientos de tumbas con sus cruces.

En la entrada al panteón reside un arco con una reja que tiene desprendidos su barrotes por el descuido.

La puerta de la iglesia es a media luna de madera en roble, ya desgastada por el sol y la lluvia. Sobrevive al olvido al igual que la vieja torre de unos 20 metros de altura que luce aún con el paso de los años sus fachadas en piedra caliza.

-¡Las campanas dejaron de sonar hace años! -indica un vecino cercano al panteón. Se las quitaron para evitar el robo y vandalismo.

De acuerdo con los encargados de la iglesia de San Francisco de Asís, desde hace 15 días se iniciaron trabajos con el Colegio de Arquitectos para restaurar la iglesia del panteón, pero los trabajos no son constantes.

En las calles de Calixtlahuaca, la vida pasa menos a prisa. Sobrevive al urbanismo de la ciudad, y su gente aún no tiene marcado en sus rostros la desconfianza por la inseguridad que permea en el resto del estado.

Es posible entre viejos callejones los portones grandes de antiguas casonas con balcones enrejados. También desde sus bardas de adobe cuelgan y se asoman los granados, capulines y duraznos, oriundos de la tierra fría.

"Ya en poco tiempo va a quedar bonita la iglesia, ahora que la arreglen", externa la tortillera que oferta en la calle 20 de Noviembre, donde se instala a diario al interior de un pequeño local con sus comales.

Es una mujer ejemplo de las oriundas del pueblo de Calixtlahuaca y su sencillez y amabilidad lo dicen.

-¡Ande, coma esta tortilla, está recién sacada del comal, mire, póngale la sal! -convida sin dejar de mover sus manos en la masa y platica de forma vaga sobre la iglesia del panteón.

La comunidad siempre está custodiada desde lo alto del cerro por su Cristo, que fue instalado en un altar para los festejos de la Santa Cruz, hasta donde suben los fieles en Semana Santa y el día 3 de mayo.

De esos cerros se cuentan muchas historias, como la que sabe doña Paula, sobre la campana de oro gigante, instalada en lo alto del lomo del cerro, que cada vez que se intenta sacar, se entierra más.

Desde la calle Libertad, que da directo al panteón, se puede observar ese cerro y su Cristo. Después aparecen las milpas y lo cubren todo.

Ahí en medio de los cultivos, las torres de la iglesia del panteón se divisan. En esa zona del pueblo, el silencio lo cubre todo. Sólo unos gorriones echan su canto y rompen el sigilo de lo alto de los viejos pinos del panteón, que solo cobran vida cuando se miran fijamente o se penetra sus rejas.(L)

Numeralia:

Unos dos siglos tiene la iglesia

2 iglesias existen en Calixtlahuaca

A unos 5 kilómetros de Toluca se ubica

Frase:

"Desde que tengo memoria ahí está la iglesia, ya tengo yo setenta años y me contaban mis papás que ya estaba cuando ellos eran chicos, por eso no es fácil decirle cuántos años tiene".

Paula, comerciante de Calixtlahuaca

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