Científicamente no está demostrado que el cambio de horario repercuta favorablemente en la productividad de la población, pero lo que sí es un hecho es que puede generar problemas de salud, principalmente a las personas de la tercera edad.
Ricardo Paulino Gallardo Díaz, profesor de la Facultad de Medicina de la Universidad Autónoma del Estado de México (UAEM), consideró que el cambio de horario que se presentó en diversas entidades del país el pasado 25 de octubre (con excepción de Sonora y Quintana Roo), únicamente responde a intereses de tipo político y económico, pero no se trata de un rubro con el cual las personas se sientan más motivadas a realizar su labor diaria.
El proceso de adaptación del nuevo horario varía con la edad, ya que para los jóvenes y niños resulta más sencillo adaptarse, pero no así en el caso de los adultos mayores.
Cabe recordar que el horario de verano empezó a aplicarse de forma regular y continua en México a partir de 1996, y para diversos especialistas debe ser revisado porque está afectando el desempeño de las personas y la productividad de las empresas. Además, la sociedad no registra ahorros en sus recibos de energía eléctrica.
Mientras que, para algunos investigadores, la población está más expuesta al insomnio, nerviosismo, depresión, cansancio, alteración del apetito, patologías que afectan directamente a nuestra productividad laboral. Esto se traduce en un menor rendimiento en el trabajo que, además, tiene un impacto negativo en la economía de las empresas.
“Tenemos diferentes repercusiones en el caso de los adultos mayores, desde trastornos del sueño, mala digestión, hasta problemas de tipo cardiaco”, manifestó el especialista de la máxima casa de estudios de la entidad.
Intereses políticos
Para Gallardo, en este programa existen más intereses de tipo político y económico que aquellos que se encuentran relacionados con mejorar la competitividad de las personas.
“Sin duda, la reacción de la gente a este esquema puede ser correcta o incorrecta desde el punto de vista fisiológico, lo cual también depende de cada individuo”, apuntó.
En este caso, pidió tomar en consideración el ciclo natural de cambios físicos, mentales y de comportamiento que experimenta el cuerpo en un ciclo de 24 horas aunque también hizo referencia a que hasta ahora no existe ningún estudio en México, en donde se esté brindando un seguimiento puntual a este tema, además de que la productividad no ha mejorado.
“No creo que con el cambio de horario mejore la productividad de las personas en ningún sentido, porque científicamente no existe una investigación seria sobre ello. De igual forma debemos tomar en cuenta de que existen muchos intereses de tipo económico para que esto no se lleve a cabo”, aseveró.
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Por su parte, el doctor Rafael Medina detalló que con los cambios de horario, las personas están perdiendo una hora de sueño, situación que afecta en el desempeño y en el humor durante el día.
“Esa hora de pérdida de sueño afecta el rendimiento en el trabajo y la escuela en una temporada normal sin Covid-19, ya que, por ejemplo, en ocasiones podemos observar que la gente se va durmiendo en el transporte público”, señaló.
De igual forma, comentó que el cambio de horario afecta el núcleo supraquiasmático, conocido como NSQ, que es el centro principal de regulación de los ritmos circadianos (variables biológicas) del ser humano.
“Depende de cada persona, porque algunas tienen mayor capacidad de adaptación que otras, pero definitivamente, sí influye el cambio de horario. La hora de luz que se quita o se aumenta, repercute en el reloj biológico”, subrayó.
Para el especialista, la decisión de México de implementar los cambios de horario debe ser analizada, con el objetivo de conocer los beneficios reales y los efectos, y después de ello, realizar un balance sobre la viabilidad de su continuidad.
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