Valle de Bravo, México.- Este viernes 3 de mayo se celebra en el barrio de Santa María Ahuacatlán en Valle de Bravo, una de las fiestas patronales dentro de la religión católica más emblemática del municipio, la veneración al Cristo Negro.
Cada año, en el día de la Santa Cruz, los vallesanos veneran al santo más milagroso para algunos devotos de la zona, llevando hasta su altar, cruces de madera para ser bendecidas durante las liturgias del día.
Las actividades comenzaron a las 5:00 de la mañana, cuando los feligreses salieron de la calle Del Colibrí llevando a cuestas un crucifijo del Señor de Santa María Ahuacatlán, con rumbo al templo del Cristo Negro. Al llegar, se entonaron las mañanitas en diversos géneros para iniciar con la celebración correspondiente al día.
La misa de aura se llevó a cabo dentro del templo a las 6:00 de la mañana, y fue hasta el ritual religioso de las 12:00 de la tarde donde decenas de cruces fueron bendecidas por el párroco del pueblo mágico, en el atrio de la iglesia, esto por el día de la Santa Cruz, que para los pueblos de México, es causa de fiesta entre los albañiles y sus construcciones.
En dicha celebración de la eucaristía el Párroco Miguel Ángel Saldaña Rivera, invitó a los asistentes a hacerse cargo de su propia cruz en sentido figurado, es decir, que cada uno fuera consciente y responsables de sus acciones en lugar de estar juzgando a las de los demás.
Hay que recordar que esta celebración data del año 326 de nuestra era, cuando la emperatriz Elena de Constantinopla (madre de Constantino) viajó a Jerusalén a buscar la cruz en la que había muerto Jesús. La leyenda cuenta que en el Monte Calvario, tras una excavación, se encontraron tres cruces, las cuales se presentaron ante una mujer moribunda para que su santidad la sanará. La última de ellas, fue la que levantó de la cama a aquella mujer un 3 de mayo, y desde ese entonces se venera a la madera en la que murió el hijo de Dios en la tierra.
Al terminar la bendición de las cruces, grupos de animación y de danzas prehispánicas, amenizaron la tarde, mientras la gente podía disfrutar de la comida típica de la región.
Dentro de las artesanías que se vendieron en la fiesta destacan las piezas hechas en cerámica o en barro, pues son artesanos locales los que tallas y moldean estos materiales para su comercialización. Dulces típicos a mano, juguetes de madera, artículos religiosos y juegos mecánicos, son algunas de las distracciones que ofreció esta feria para los visitantes.
La celebración culminó esta misma noche con juegos pirotécnicos, cohetes y toritos de pólvora. Pese a esto, autoridades locales informaron que se tiene planeado para el sábado 4 de mayo un programa nocturno similar por los asistentes que llegan el fin de semana a Valle de Bravo