En la capilla de Guadalupe de Valle de Bravo se llevó a cabo la celebración de la aparición 488 de la virgen con una misa donde se pidió por la paz de este Pueblo Mágico.
Todo empezó a las 4:00 de la mañana con las tradicionales mañanitas, en las que participaron diversas bandas de viento del municipio, así como tríos de cuerdas con acordeón; todo para celebrar a la madre de millones mexicanos que desde 1531 es venerada a lo largo y ancho de México.
Posterior a ello, inició la misa de aurora culminando, de esta forma, con la tradición del novenario que vive el pueblo mágico desde el 3 de diciembre, la cual consiste en peregrinar desde la iglesia de San Francisco de Asís hasta la Capilla de Guadalupe rezando el Santo Rosario, para llegar al templo mariano a oír misa a las 6:00 de la mañana.
Durante el resto de la mañana, la mayordomía de la fiesta patronal lanzaba cohetes indicando el punto de llegada de las más de seis peregrinaciones que visitaron Valle de Bravo.
Por la tarde, se realizó la eucaristía de la bendición de "los inditos”. En esta misa se lleva a los niños y niñas vestidos con trajes típicos de los pueblos originarios de México que en ese entonces fueron conquistados espiritualmente por María de Guadalupe, la morenita del Tepeyac.
Las niñas, en sus huacalitos de madera llevan rábanos, cilantro, cebolla y tortillas, para simular la comida de vegetales que da la tierra. Los niños, en sus morrales de palma tejidos llevan mandarinas y cañas, además de un huaje, recipiente natural que se usa en el campo para almacenar agua que sacia la sed durante la jornada laboral.
También se visten de esa forma adultos quienes deben favores o milagros a la Virgen de Guadalupe, y que es una manera de pagar por la manda dada.
Posterior a la eucaristía de "los inditos", los más de 4 mil visitantes degustaron comida típica de la región: tamales negos con mole rojo, tacos blandos de carne, y antojitos mexicanos como enchiladas verdes y pambazos, y disfrutaron de los demás atractivos que ofreció la feria en honor a la Virgen de Guadalupe este año.
Por la noche, después de la última misa los vallesanos vieron el espectáculo de fuegos pirotécnicos, un castillo con figuras religiosas y toritos con buscapiés para divertir a los presentes.
De esta forma, se cumple otro año más de la celebración mariana en la que todos los barrios de Valle de Bravo participan, organizados en mayordomías las cuales recaudan el dinero para los arreglos florales, fuegos pirotécnicos, bandas de vientos y misas, entre otros gastos.
Demostrando que la fe mariana sigue moviendo los corazones de los mexicanos en estos tiempos complicados en cuestiones de seguridad.