Mientras el gobierno estatal construye la ciclovía de Isidro Fabela, cuyo avance es de 20 por ciento, los ciclistas de las delegaciones otomíes del norte de Toluca reconocen que la obra es apenas un paso para dignificar sus trayectos. Ellos son los que pedalean para sobrevivir y en su trayecto se encuentran todo tipo de obstáculos.
Conforme van saliendo de las calles no pavimentadas donde residen, los peligros se hacen más grandes. Así lo reconoció Lauro, vecino de San Andrés Cuexcontitlán, quien señaló que usa la bicicleta porque su sueldo no le da para pagar transporte público.
Pintor por oficio, gana apenas entre 6 mil y 7 mil pesos mensuales, por debajo del salario mínimo establecido este año para este oficio, que es de 8 mil 277.99 pesos.
‘Aquí todos pedaleamos, no nos queda de otra, hay que ir a trabajar, pero ¿cómo te vas a gastar 60-70 pesos diarios nada más en moverte? Para eso tenemos las piernas’, comentó.
Sin embargo, los riesgos en los trayectos son varios. Si bien una de las avenidas más utilizadas, antes de llegar a Isidro Fabela, es la López Portillo y ésta cuenta con ciclovía, denunció que simplemente está en mal estado.
Tiene hasta baches y se meten las motos, preferimos ir afuera.
Además, el diseño del bicicarril presenta un riesgo adicional: al estar ubicado en el camellón central, los ciclistas deben realizar una maniobra peligrosa para acceder a él, atravesar todos los carriles vehiculares, lo que expone a los ciclistas al tráfico pesado que circula a alta velocidad.
Esto obliga a muchos a optar por las banquetas o el mismo arroyo vehicular, donde se sienten, reconocen, un poco más seguros.
En la región otomí de Toluca norte, una zona agrícola y de paisajes dorados durante la temporada de cosecha, la bicicleta es un medio indispensable. No solo los trabajadores como Lauro la utilizan, sino también las amas de casa, quienes la emplean para llevar a sus hijos a la escuela y realizar otras actividades esenciales.
Para ellas, como para todos los ciclistas de estas comunidades, la dignificación de las calles y la creación de infraestructura adecuada es una necesidad urgente.
Es por ello que los ciclistas otomíes reconocen el temor de que un bache o un derrape los lleve a sufrir un accidente, y por eso, exigen calles seguras, sin obstáculos que pongan en riesgo su integridad.
Si bien reconocen que la ciclovía en Isidro Fabela es un avance, consideran que no basta para satisfacer las demandas de estos usuarios diarios de bicicleta, quienes piden un mayor compromiso de las autoridades.
Esto al destacar que una infraestructura de calidad podría no solo mejorar sus trayectos, sino también su calidad de vida, al reducir los riesgos asociados a sus desplazamientos diarios.
En San Andrés Cuexcontitlán y comunidades cercanas, la gente sueña con vías dignas que permitan moverse sin miedo, con calles que los protejan y les ofrezcan seguridad en su andar cotidiano.