El negocio de las florerías que producen las coronas funerarias cerró este lunes en el mercado Benito Juárez de la terminal hasta nuevo aviso.
Las autoridades sanitarias enviaron un citatorio el viernes para informar que deben cerrar hasta nuevo por lo ser negocios esenciales.
"Aquí dice que hasta el 30 de mayo pero luego pasaron de nuevo y dijeron que hasta nuevo aviso", explicó Eduardo Calderón Huerta, dueño de la Florería Huerta.
En el mercado Juárez otros 20 locales del mismo giro ya no abrirán este martes.
"Es mejor cerrar a esperarse una multa que sea impagables, dicen que son como cuarenta mil", mencionó Héctor.
Al interior de su local, el 1160, aún tiene unos ramilletes de rosas y margaritas que deberán quedar en agua hasta que las alcance la descomposición natural.
El negocio de las coronas de muerto, es su negocio fuerte, pero aún en tiempos de Covid-19, ni éste se salva.
Pareciera que al igual que las funerarias y otros servicios mortuorios, el negocio de las coronas podría tener sus sostén en el virus, pero Héctor explica que eso es una falacia, e inverosímil.
"No se puede tener abierto, no hay clientes, creemos en el virus y es por el bien de todos, por eso vamos a cerrar", dice el florista de las coronas.
Eduardo y su esposa Kena Pérez abrieron por última vez en la cuarenta sus dos locales este lunes. Aún hay cinco coronas y arreglos florales para vender. De otra forma dejarán que se marchiten y pierdan el dinero invertido.
En tiempos buenos, la venta diaria es de siete a ocho coronas diarias y unos cinco arreglos.
Octubre es fecha esencial, por el 2 de noviembre y el pasado 10 de mayo, debió ser igual.
"No podemos arriesgar a invertir, es conseguir dinero y luego para pagar, no se puede", reprocha Kena.
Junto con otros locales que este lunes abrieron para vender lo último de mercancía, forman una "U" en el zoco, y hasta el mes de febrero pasado, esa "U", se vestía de flores.
Ellos tan cercanos a adornar la muerte, no han sabido de un cliente que llegue por flores para un difunto por Covid-19. Pero aún así, creen en el virus y por eso acatarán la medida de cerrar.
"Ya qué se hace", dice Kena. Ella está sentada sobre un banquito y a sus espaldas hay unas cubetas con las últimas flores que adquirieron.
En esa misma escena, le llegan los últimos clientes y le compran dos ramos de Lilis, 200 pesos por los dos ramos.
Les ofrece la corona más grande a 300 pesos, pero los clientes no se animaron. Van por un taxi.